"Estoy seguro de que, cuando conozca toda la verdad, pues va a rechazar participar en esa farsa donde Chevron es la víctima y las víctimas son los victimarios”, apuntó Correa durante un encuentro con la prensa extranjera en Quito.
"Hice público mi pedido a Brad Pitt para que venga a la selva amazónica y que meta la mano en las lagunas dejadas por Chevron", recalcó.
Aunque Correa aclaró que el gobierno no está involucrado directamente en la "campaña ciudadana" lanzada a través de la página change.org, se sumó a la iniciativa. Bajo la etiqueta #BradDoTheRightThing (“Brad hacé lo correcto”), la propuesta busca apoyo para convencer al actor de que no produzca una eventual película basada en el libro "La Ley de la Jungla", de Paul Barret, a favor de la compañía.
En una carta pública, organizaciones ecuatorianas señalan que Plan B, una productora de Pitt, obtuvo los derechos del libro con la versión de Chevron, "presumiblemente con la intención de convertirlo en una película". No obstante, ni Chevron ni Pitt realizaron declaraciones al respecto.
Correa defendió su llamado abierto para que Pitt se abstenga de producir una cinta con la versión de Chevron y, por el contrario, viaje a la Amazonía ecuatoriana a observar los daños atribuidos a la petrolera estadounidense. De hacerlo, no sería el único actor de renombre internacional en visitar el lugar: en 2013, su colega Mia Farrow recorrió la región y condenó públicamente el daño proferido, supuestamente, por la empresa.
El mismo reclamo fue enarbolado por Correa en diversas giras internacionales, una de ellas, en Argentina, donde trajo la campaña “La mano sucia de Chevron”, tema debatido con su par, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, durante las negociaciones entre el Gobierno argentino y la petrolera por la explotación de los yacimientos de Vaca Muerta.
El caso. Ese año, la Justicia ecuatoriana condenó a la firma estadounidense al pago de 9.500 millones de dólares por la contaminación ambiental que se le atribuye a Texaco, adquirida por Chevron en 2001.
Según indicó la agencia AFP, la petrolera tilda el fallo de fraudulento e ilegítimo y rehúsa cumplir con la sentencia. El juicio fue interpuesto por comunidades originarias que aducen graves daños a la salud y al medioambiente a causa de la actividad que desarrolló Texaco entre 1960 y 1990.
Chevron argumentó que Texaco cumplió con la reparación que le correspondía y que el daño fue generado por la estatal Petroecuador, con la que su filial operó en consorcio, e intenta, en cortes internacionales, que el Estado ecuatoriano sea obligado a cubrir la indemnización de 9.500 millones de dólares.