agencias
Jerusalén
Cinco palestinos murieron ayer y decenas fueron heridos en enfrentamientos con el ejército israelí en el norte de la Franja de Gaza y en Cisjordania, en un “viernes de la ira” convocado por Hamas. El episodio más impactante, registrado por la prensa internacional, sucedió en Hebrón, donde un militar israelí fue apuñalado por un palestino camuflado como fotógrafo. El atacante fue ultimado a balazos, y el uniformado fue internado y permanecía en estado reservado.
“Las llamas de la Intifada se están haciendo más fuertes”, dijo ayer Ismail Haniye, líder de Hamas en la Franja de Gaza. Esas palabras reavivaron la tensión en la región, tras dos semanas de ataques de “lobos solitarios” palestinos a civiles y policías israelíes. Por la mañana, falleció en Gaza un joven que fue herido en enfrentamientos pasados, mientras que otros dos perdieron la vida en choques registrados ayer en varios puntos de la valla fronteriza con Israel, en los que resultaron heridas 57 personas . Además, otro joven murió en Beit Furiq, al este de Nablus, también en choques con el ejército israelí.
En los últimos 15 días, siete israelíes fueron asesinados en ataques con armas blancas, mientras que 38 palestinos fueron ejecutados por fuerzas de seguridad. Según el gobierno de Benjamin Netanyahu, algunas de esas víctimas fatales pretendían llevar a cabo atentados, mientras que otros fueron abatidos en disturbios en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este.
En tanto, un grupo de jóvenes incendió por la madrugada la tumba del patriarca José, un lugar venerado y considerado santo por los judíos en Nablus, en el norte de la Cisjordania ocupada. Los cócteles molotov dañaron el lugar de peregrinación donde reposa uno de los 12 hijos de Jacob, vendido por sus hermanos y llevado a Egipto, donde fue consejero del faraón, según la tradición bíblica.
Naciones Unidas condenó el ataque a la tumba, al tiempo que advirtió sobre las graves consecuencias de convertir el conflicto palestino-israelí en una crisis religiosa. El subsecretario general de la ONU para Asuntos Políticos, Tayé-Brook Zerihoun, llamó a todas las partes a proteger los lugares sagrados y rechazar a los “extremistas que persiguen una agenda política” tratando de transformar un conflicto nacional en uno religioso.
Tras la acusación de las autoridades palestinas sobre un cambio de statu quo en Jerusalén Este, Israel aseguró que no aceptará ningún tipo de presencia internacional en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén. Los últimos enfrentamientos estallaron luego de que Palestina fuera aceptada como miembro de la ONU y que el presidente Mahmoud Abbas amenazara con dar por terminados los acuerdos de Oslo.