Ginebra - El nuevo secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, comenzó su gestión y ya generó una polémica. Este martes, en una ambigua declaración sobre la ejecución de Saddam Hussein, la cuál no condenó, dejó entrever lo que parece una ruptura respecto a la tradicional oposición de la ONU a la pena de muerte.
Al llegar a la sede de la ONU en Nueva York, durante su primera jornada de trabajo de un mandato de cinco años, Ban evitó responder sí o no a la pregunta de un periodista sobre si considera apropiada la ejecución del ex dictador iraquí, consumada el sábado.
Ban se limitó a decir que Saddam cometió "crímenes odiosos y atrocidades innombrables contra el pueblo iraquí" y recomendó "no olvidar a sus víctimas".
Con esta respuesta, pareció disociarse de una declaración hecha el sábado por el representante especial de la ONU en Irak, el paquistaní Ashraf Qazi, quien manifestó que el organismo "se opone a la pena capital incluso en casos de crímenes de guerra, contra la humanidad o genocidio".