Las expectativas eran muy elevadas, y John McCain y Barack Obama no decepcionaron. Con un debate intenso, por momentos incluso acalorado, los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos marcaron ayer sus diferencias en ideas, pero dejaron también claro que ambos tienen empaque suficiente para aspirar al puesto de hombre más poderoso del mundo. A nadie le quedó duda en la Universidad de Mississippi de que ambos candidatos son muy diferentes, desde en sus ideas sobre economía o política exterior hasta en sus estilos de vestir, de hablar o incluso de bromear.
The New York Times habla hoy de " choque generacional" entre los senadores de 46 y 72 años: "De a ratos parecía una representación dramática de una tensión familiar freudiana, un patriarca frustrado e incluso gruñón que es desafiado por un posible sucesor del negocio familiar que piensa que lo puede manejar mejor".
El veredicto final fue, de acuerdo a la mayoría de expertos y medios, combate nulo. Pero también hay consenso en que ese resultado favorece las opciones de Obama de convertirse en el próximo inquilino de la Casa Blanca. Va por delante en las encuestas, y aunque su margen sea pequeño es McCain el que necesita remontar.
Según la media de encuestas de la web especializada RealClearPolitics.com, Obama contaría hoy con el 47,9 por ciento de los votos, por el 43,7 por ciento para McCain. Como era de esperar, las campañas tardaron sólo unos minutos en proclamar el triunfo de su candidato. "Clara victoria de Obama en el terreno de McCain", afirmó el director de campaña del senador por Illinois, David Plouffe, en referencia a que el tema oficial del debate era "Política exterior y seguridad nacional", los puntos supuestamente fuertes del senador por Arizona.
La actualidad hizo sin embargo que los primeros 40 de los 90 minutos del debate se dedicasen a la economía. En la campaña de McCain fueron aún más lejos. Poco después de terminado el debate, ya habían preparado un anuncio para mostrar en todas las televisiones aprovechando una de las frases que más repitió Obama en el debate: "El senador McCain tiene toda la razón...".
Los seguidores de ambos también vieron triunfar con claridad a su candidato. En una encuesta organizada por la cadena conservadora de televisión Fox News el 80 por ciento dio vencedor a McCain, y sólo el 16 por ciento a Obama. En la liberal MSNBC fue al revés: 40 por ciento para Obama y 22 por ciento para McCain. El resto, empate.
Ni siquiera en los aspectos accesorios se pusieron de acuerdo. Para los conservadores, que Obama llamase "John" al senador McCain fue una falta de respeto. Para los liberales, la descortesía la cometió el senador por Arizona por no mirar a la cara a su contrincante en ningún momento del debate.
Entre los observadores externos la mayoría optó claramente por las tablas. "Predeciblemente, Obama fue más fuerte en la economía y McCain fue más fuerte en política exterior. Obama pareció extrañamente titubeante en momentos importantes. McCain, aunque sonó más autoritario, cayó por momentos en la condescendencia.
"Para cualquiera que conozca a ambos candidatos, no hubo sorpresas", escribió el diario especializado Político. " Sin golpe de K.O.", tituló hoy una de sus columnas The Washington Post. "Pocos golpes, sin errores", afirmó en su análisis Los Ángeles Times. Para The Wall Street Journal, el debate tuvo "afilados intercambios, algunos acuerdos pero no golpes ganadores o mayores fallos". La primera batalla ya pasó, pero aún quedan más para que cualquiera de los dos gane la guerra. Ambos candidatos se verán las caras por segunda vez en un debate el 7 de octubre en Nashville, en el estado de Tennessee, y por tercera y última el 15 en Nueva York. Después ya sólo quedarán las elecciones del 4 de noviembre.