Primero fueron las pegatinas, luego las banderas tribuneras y ahora las remeras las que rinden homenaje –un poco en broma, un poco en serio– a las andanzas “extraclericales” del actual presidente paraguayo, Fernando Lugo. Y es que la seguidilla de revelaciones filiales que desató la demanda presentada por Viviana Carrillo hace dos semanas divide a la sociedad guaraní entre la decepción, la indulgencia y el más primario de los machismos; en el país vecino sólo 3 de cada 10 hombres reconocen a sus hijos..
Ante semejante revuelo mediático, el mandatario se vio obligado a solicitar disculpas el viernes, en una conferencia de prensa desde el Palacio Casa de López. “Soy un ser humano y por tanto, nada humano me es ajeno. Al tiempo de pedir perdón por estas circunstancias, quiero ratificar que mi versión será siempre la verdad, llegue ella por la vía de la confirmación o desmentido directo, llegue ella por la vía de los trámites judiciales”, aseguró, sin hacer referencia alguna a los dos nuevos hijos –de distintas mujeres– que se le adjudicaron en la última semana. También aprovechó para advertir una “conspiración” en su contra: un golpe de Estado encubierto; pero dejó en claro que no tiene pensado renunciar a su cargo.
Papá Lugo. Tras reconocer como propio a Guillermo Armindo Carrillo, el pasado 13 de abril, el presidente paraguayo aceptó hablar sobre el tema en el programa Tengo una pregunta para usted. Allí, se mostró aliviado de que su “secreto” haya salido a la luz y expresó que iba “a apoyar económicamente” a su vástago y que iba a darle “todo lo que un padre debe dar”. También aceptó que había sido pareja de Carrillo, sin dar demasiadas precisiones sobre el tema pero dando por terminada la relación en forma definitiva.
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