El sociólogo alemán Heinz Dieterich Steffan es una autoridad destacada a la hora de hablar del chavismo. El intelectual supo asesorar a Hugo Chávez y acuñó el concepto “socialismo del siglo XXI”, que dotó de contenido a la Revolución Bolivariana. Pero sus críticas al régimen político que ayudó a edificar lo alejaron de Venezuela. Desde México, donde da clases en la Universidad Autónoma Metropolina (UAM), cuestionó ante PERFIL “las muestras de debilidad, inmadurez y falta de liderazgo” de Nicolás Maduro.
—¿Chávez se equivocó al elegir a Maduro?
—En el momento de agudizarse su enfermedad, Chávez no había preparado a su sustituto. Ante la emergencia, confiaba más en Maduro que en Diosdado Cabello. Sabía que Maduro era muy limitado. Y también sabía que no había salvación de esa terrible enfermedad. Posiblemente, dijo: “Que el Partido y el pueblo se arreglen. Me basta con excluir a Cabello”. Ahora hay que arreglar la hipoteca que Chávez dejó. Lo que necesita Venezuela es un Deng Xiaoping para una transición pacífica hacia una economía viable y para la neutralización de la derecha violenta.
—¿Logrará terminar Maduro su mandato a presidente?
—No creo, no le veo ningún futuro. Lo idóneo sería dejarlo formalmente como presidente para que “eche sus rollos” en plazas públicas, pero entregar la conducción de facto a un colectivo de gente capaz de salvar al bolivarianismo. El problema es que el gabinete está compuesto por jóvenes arribistas mediocres y, por otra parte, por una vieja generación de izquierda del socialismo del siglo XX, que actúa como si estuvieran en la toma del Palacio de Invierno. Ambos grupos están unidos en su afán de poder. Es una élite de preservación del statu quo, no una vanguardia de transformación social.
—¿Por qué no estallan las internas del gobierno?
—Bajo Chávez, la disidencia al líder significaba el ostracismo. Los que se atrevieron a protestar en las reuniones de gabinete se expusieron a la ira del comandante. Mi amigo Chávez creó toda una cultura política de sumisión dentro de la nomenclatura oficialista que perdura hasta hoy.
—¿Venezuela encarna el socialismo del siglo XXI?
—Ese modelo nunca se adoptó. El presidente no lo hizo y las fuerzas políticas como el Partido Comunista y los que se entienden como trotskistas están totalmente atrasados en su visión política del mundo.
—¿Maduro necesita que el kirchnerismo continúe presidiendo la Argentina?
—Sí, porque cualquier eslabón de la cadena de centroizquierda regional que se rompe pone en peligro al resto.