La ministra alemana de Trabajo, Úrsula von der Leyen, considera que la crisis de la eurozona sólo puede superarse desarrollando la unión política del continente con la creación de unos "Estados Unidos de Europa".
"Mi meta son los Estados Unidos de Europa siguiendo el ejemplo de otros estados federales como Suiza, Alemania o EEUU", afirmó la ministra cristianodemócrata al semanario alemán Der Spiegel.
Von der Leyen figura entre los políticos destacados que disienten del curso de la canciller federal, Ángela Merkel. La ministra defendió además esta semana la exigencia de Finlandia de que los países que acudan al fondo del rescate del euro avalen los créditos con sus reservas de oro.
Según quienes defienden la tesis unionista, la federación política permitiría unificar cuestiones importantes en materia de política financiera, impositiva y económica "aprovechando las ventajas de la grandeza de Europa", ya que para hacer frente a la competencia global "no es suficiente una moneda común".
La ministra disidente advirtió contra un desmembramiento del viejo continente, ya que ello haría que "se formen distintas alianzas en Europa con los consiguientes peligros para el mercado interior común y la cooperación política". Conocida como la "Supermamá", por sus siete hijos, tres carreras universitarias y una febril actividad política, Von der Leyen reconoce, sin embargo, que su postura no cuenta con el respaldo de la mayoría de sus compañeros en el gabinete de Merkel, a cuyos dictados se somete "por disciplina", según consignó la agencia EFE.
Aunque la propia canciller rechazó públicamente sus propuestas, la titular de Trabajo asegura que su iniciativa "es seria, aunque complicada de aplicar" y asegura coincidir con Merkel en que la concesión de créditos a los países en crisis de la zona euro debe ir ligada a rigurosas condiciones.
Quienes se oponen a la creación de los "Estados Unidos de Europa", sostienen que no sólo los Estados que ya existen en Europa tienen diferentes historias, culturas y sistemas políticos, sino que también tienen diferentes niveles de desarrollo económico, y si alguna vez se estableciera una "unión fiscal", tendría que ser permanente. Pero eso requiere de un tipo de solidaridad en la eurozona que no puede ser creada por decreto desde Bruselas.
Asimismo, la instalación de una unificación fiscal significaría que Alemania subsidiara a los países más vulnerables de la Unión Monetaria Europea con un costo significativo para los contribuyentes alemanes, que los expertos estiman en un rango de 3.0-3.5% del PIB anualmente.