La Cámara de Diputados de Brasil inició ayer la primera de las tres sesiones en las que se decidirá si aprueba o rechaza el inicio del juicio político a la presidenta Dilma Rousseff. Si dos tercios de los diputados votan mañana a favor del impeachment, el proceso será girado al Senado, que tendrá la última palabra sobre la suerte de la mandataria. Según los últimos sondeos de Folha y de Estadão, la oposición contaría con al menos 340 votos, a dos del número mágico que desalojaría del poder al Partido de los Trabajadores (PT).
La sesión comenzó con gritos de los legisladores de la oposición, que portaban carteles con la inscripción “chau querida”, mientras que los oficialistas denunciaban en minoría un intento de golpe institucional.
El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la mayor fuerza política del país, reafirmó ayer su apoyo a la destitución de la mandataria y proclamó que el vicepresidente Michel Temer “es la esperanza” para poner fin a la crisis del país. El jefe de la bancada, Leonardo Picciani, dijo que “personalmente” se opone al proceso, pero que la disciplina partidaria “se impone” y que el 90% de sus 68 diputados está a favor.
De las 13 agrupaciones que se pronunciaron en la sesión, sólo cuatro quebraron lanzas por la presidenta: el Partido de los Trabajadores (PT), el Democrático Laborista (PDT), Socialismo y Libertad (PSOL) y el Partido Comunista do Brasil (PCdoB).
Hasta en los discursos a favor de Rousseff hubo quien transmitió un dejo de derrota, como ocurrió con el diputado José Geraldo Torres, del PT. “Será el peor domingo de mi vida, porque estaremos en un proceso de impeachment que es ilegal e inmoral, que nace sucio, que es una vergüenza jurídica”, declaró el parlamentario.
Sin embargo, el oficialismo recobró las esperanzas, cuando la oposición perdió dos votos: los de la diputada Clarissa Garotinho, que comenzó ayer su licencia por maternidad, y del vicepresidente de la Cámara Waldir Maranhão.
En tanto, el abogado general del Estado, José Eduardo Cardozo, insistió en que el proceso “es nulo y está viciado”, por lo que su aprobación supondría una “innegable ruptura institucional”. “La venganza no es motivo para derrocar a un presidente”, declaró el ex ministro. Cardozo interpuso el jueves un recurso ante el Tribunal Supremo Federal, que rechazó suspender el impeachment.
“Pedaladas fiscales”. Según la acusación de la oposición, Rousseff habría incurrido en maniobras contables ilegales para maquillar las cuentas públicas en 2014 y 2015, modificar presupuestos mediante decretos y acumular deudas y contratar créditos con la banca pública. El jurista Miguel Reale Júnior, uno de los firmantes del pedido de destitución, afirmó que esas medidas “destruyeron la economía del país”. “Hubo un golpe en Brasil, sí. El golpe fue enmascarar la situación fiscal hasta llegar al punto de quiebre en que estamos hoy”, aseveró.
Tras las presentaciones de la acusación y la defensa, el pleno de la Cámara baja escuchará a los jefes de los grupos de los 27 partidos, que podrán tomar la palabra por un máximo de una hora cada uno. Hoy habrá una segunda sesión de debates, en la que podrán intervenir los 513 diputados, y mañana se celebrará la crucial votación, que tendrá un resultado ajustado a favor o en contra del impeachment. Si el proceso avanza, los 81 miembros del Senado definirán, por mayoría simple, si se inicia el juicio, y en ese caso Dilma será apartada durante 180 días del poder.
Para el gobierno es crucial frenar el proceso en Diputados, donde cuenta con más apoyos que en la Cámara alta. Si no lo logra, la mandataria será sustituida por Temer.