En cualquier parte del mundo orinar la tumba de alguien podría ser considerado una falta de respeto. Pero para el escritor Eduardo Labarca, un chileno que reside en Austria, esa acción tiene otra lectura: en Ginebra, donde descansan los restos de Jorge Luis Borges, se propuso “mear al maestro” para "homenajearlo" y a la vez "repudiarlo".
En una extravagante producción fotográfica que ilustra la portada de su último libro, El enigma de los módulos, Labarca se muestra distraído mientras orina la parcela del escritor argentino: "Hay que matar al padre y orinar al maestro. Me tomé esa foto hace tres o cuatro años", le contó al diario chileno Las Ultimas Noticias.
Aunque reconoció que "el líquido sale de una botella de plástico que tenía en la mano derecha" admite ante este portal que se inspiró en una anécdota que Simone de Beauvoir contó sobre su compañero de la vida, el filósofo Jean Paul Sartre: "Todo escritor tiene que tener originalidad y para eso tiene que romper con los grandes artistas que vinieron antes. Eso hizo antes Sartre cuando meó la tumba de Chateaubriand. Se me prendió la ampolleta y quise hacer lo mismo pero con un doble sentido".
En diálogo con Perfil.com, Labarca explicó que cada escritor "tiene que sacar de sí mismo lo original. No puede ser un escritor borgiano, nerudiano o ser seguidor de Gabriel García Márquez. Son figuras que nos han marcado mucho pero tenemos que negar". Y agregó: "Mi acto tiene dos significados: homenaje al maestro y repudio al (Borges) ciudadano".
Labarca es conocido en los círculos literarios por sus exposiciones. Lejos de quedarse sólo en el comentario, se las ingenia para llamar la atención: con un sombrero jipijpa (también conocido como "Panamá") apareció en alguna oportunidad ante su auditorio listo para desafiar a todos al debate.
Nacido en Chile en 1938, Labarca vivió en Chillán, provincia de Buenos Aires y trabajó como abogado y periodista. En la actualidad es traductor de las Naciones Unidas.
- Perfil.com: ¿No cree que alguien puede sentirse ofendido?
- Labarca: ¿Quién se va a ofender? Si se ofenden es porque tienen una visión muy corta, no creo que se ofendan. Borges como escritor fue un gigante pero como ciudadano yo lo desprecio absolutamente. Estando anciano, casi ciego, se vino a Chile a saludar al dictador (Augusto) Pinochet en los días en que estaba matando. Espero que la familia se tome el asunto con humor borgiano.