La partida de Donald Trump desde el aeropuerto internacional de LaGuardia, en Nueva York, fue realizada con un notable despliegue. Al emprender el breve viaje aéreo hacia Washington, punto de reunión con Barack Obama para iniciar la transición, el avión fue objetivo de los cañones hidrantes de las fuerzas de seguridad. ¿Por qué?
Según explicó un experimentado piloto argentino a PERFIL, el famoso Boeing 757-200 del magnate no recibió el agua debido a una urgencia. Sino que se trató de una tradición.
"Se lo llama 'arco de honor' al dibujo que conforman los dos chorros en el aire por sobre el paso del avión", describió el piloto.
Y agregó: "Es en realidad una especie de saludo reservado para ocasiones extraordinarias como el retiro de un piloto, la presentación de un avión nuevo en la flota o eventos especiales como éste".
A bordo de su avión, en el que se lee su apellido en grandes letras, Trump aterrizó en el aeropuerto Ronald Reagan de Washington DC y desde allí se dirigió a la que será su residencia y sede de su Gobierno en poco más de dos meses.
La reunión en la Casa Blanca se produce a instancias del aún presidente de Estados Unidos, que en la madrugada del miércoles, tras conocerse la victoria de Trump, lo llamó por teléfono para felicitarlo y lo invitó a acudir hoy.