INTERNACIONAL
LO QUE DEJ LA REUNIN EN LA SANTA SEDE

Por qué Barack Obama no logró la bendición del papa Francisco

Cuáles fueron los reclamos del Pontífice que llegaron a la Casa Blanca. La santa alianza que no tuvo Washington. Galería de fotos

Experiencia religiosa. Francisco se arrodilló ayer frente a uno de los confesionarios de la Basílica de San Pedro del Vaticano, ante la vista de los fieles presentes.
| ANSA

La cita, inédita, dejó una impactante imagen. El presidente más poderoso del mundo, Barack Obama, rindiéndole pleitesía a Francisco. Le expresó su admiración, al tiempo que las fotografías lo retrataban estrechando la mano del argentino con una sonrisa en su rostro. En el encuentro compartieron su rechazo a las desigualdades sociales y económicas, pero el Papa también aprovechó para remarcarle la posición de la Iglesia sobre el aborto, los anticonceptivos y la objeción de conciencia, aspectos que regula la reforma de salud y que enfrentaron al líder demócrata con la jerarquía eclesiástica de su país.

Según la prensa italiana, Francisco y Obama no podrán sellar una “santa alianza”. “Habrá colaboración en algunos temas, como la paz, la diplomacia internacional, la lucha contra la pobreza y el tráfico de personas, pero la visión de Francisco no es geopolítica y, sobre todo, como el primer papa latinoamericano (que nunca estuvo en los Estados Unidos en su vida) tiene una mirada hacia ese país diferente de la de los europeos”, confió a PERFIL Andrea Tornielli, vaticanista del diario La Stampa.

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Otro de los motivos que enturbiaron el diálogo entre Obama y Francisco fue la decisión de Washington de dejar de financiar en 2012 un programa de la Conferencia Episcopal norteamericana contra el tráfico de personas, una de las prioridades del religioso argentino.

Pero, ¿por qué el jefe de Estado norteamericano golpeó las puertas del Vaticano? En primer lugar, creyó encontrar en Jorge Bergoglio a un poderoso aliado para impulsar la postergada reforma inmigratoria en los Estados Unidos. A su vez, Obama considera que el jesuita puede darle un espaldarazo a sus políticas de estímulos económicos a los trabajadores y la clase media de su país, en momentos en que el Partido Republicano y el Tea Party disparan contra el gasto público de su gobierno.

Francisco tiene una gran popularidad en “la tierra de los libres y el hogar de los valientes”. Según un estudio del Pew Research Center, el 85% de los norteamericanos tienen una imagen positiva del argentino. Obama, por su parte, no atraviesa su mejor momento político. El 59% de la población desaprueba su desempeño, según un sondeo de Associated Press. Quizás por eso la Casa Blanca buscó la bendición papal: con elecciones de medio término el año que viene, el líder demócrata busca acercarse a los votantes blancos conservadores, que tienen en alta estima la moral religiosa y la fe.

En lo que va de su Pontificado, Bergoglio jerarquizó en su agenda la lucha contra la pobreza, contra la discriminación a los inmigrantes y contra el tráfico de personas, por encima del tradicional rechazo al aborto y al matrimonio homosexual. Sin embargo, el Papa, que promueve la descentralización de la Iglesia, se hizo eco de las críticas de los obispos norteamericanos a la reforma de salud, remarcándole a Obama su oposición al aborto y a los métodos anticonceptivos –la píldora del día después– y la defensa de la objeción de conciencia.

La relación de Obama con la Iglesia se caracterizó por idas y vueltas. Cuando tenía 6 años, su madre lo inscribió en una escuela católica en Indonesia, llamada Santo Fransiskus Asisi. Si bien su primer trabajo como dirigente social en Chicago fue en una institución católica, debió soportar en los últimos años las críticas de los sectores más conservadores de la Iglesia, que sostuvieron que sus políticas son “anticristianas”.

Las relaciones diplomáticas entre Washington y el Vaticano, que comenzaron en 1784, alcanzaron su pico en 1978, cuando Ronald Reagan y Juan Pablo II sellaron una alianza para combatir el comunismo. Otros mandatarios, como George Bush hijo y John F. Kennedy –único católico en llegar al Salón Oval– también supieron tejer fluidas relaciones con los sucesores de San Pedro.