NUEVA YORK.- Ateridos por el frío, shockeados por un vuelo que duró cinco minutos pero pareció de un siglo, los pasajeros del Airbus 320 que acuatizó en el río Hudson contaron que cuando el piloto les dijo que se tomaran "posición de impacto", la primera reacción fue un silencio total.
"Oímos una fuerte explosión en el lado izquierdo y enseguida el comandante nos dijo que adoptaramos la posición de impacto, todos hicimos silencio y luego varias personas empezaron a rezar", contó a CNN Fred Beretta, uno de los sobrevivientes.
Otro de los afortunados pasajeros, Alberto Panero, contó que antes de caer al agua "se sintió un sacudón y de golpe empezó a salir un olor a quemado y el avión empezó a girar en otra dirección".
El pasajero Joshua Peltz fue el encargado de abrir la compuerta luego del acuatizaje. "Abrí la puerta y dejé salir delante mío a la primera mujer en la fila", contó a CNN. "En ese momento, el ala todavía estaba por encima de la superficie".
Tras abrirse la puerta se infló automáticamente una balsa de socorro. "La gente salió caminando por las alas. Luego llegó otra embarcación al lugar y después otras dos", relata Keitt. "Había como treinta o cuartenta personas sobre las alas. Nadie gritaba, nadie entró en pánico".
"Pensé que estaba viendo la filmación de una película sobre el agua", relató a la AFP Troy Keitt, un empleado de manutención que observó atónito la escena desde un muelle cercano en Manhattan. El impacto desplazó una gran cantidad de agua, pero el avión permaneció intacto. "Fue como un volcán que explotaba", dijo Keitt, todavía sin poder creer lo que había visto.
"Todo el mundo estaba congelándose", cuenta Analia Rodríguez, que participó en las operaciones de socorro. "Nuestra principal preocupación era la hipotermia. Cubrimos con frazadas a una 50 personas".
Fuente: AFP
