AFP/DPA
Desde Kiev
La crisis política en Ucrania, que ya lleva más de dos meses, desnudó una incipiente guerra fría entre los Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Rusia, por el control de Kiev. Las declaraciones poco agradables y embarazosas de una importante diplomática estadounidense contra Bruselas, filtradas ayer, revelan la lucha de influencia que hay entre Washington, Moscú y el bloque económico europeo.
En tanto, la Casa Blanca adelantó ayer que contempla darle ayuda financiera a Ucrania, pero sólo si realiza reformas políticas y económicas. “Nadie está dispuesto a dar apoyo económico, ya sea Estados Unidos, el FMI o Europa, a una Ucrania sin reformas”, aseveró Victoria Nuland, subsecretaria de Estado norteamericana. Ese anuncio fue opacado por el papelón de la diplomática, que cuestionó a Bruselas en una conversación telefónica. En el diálogo, que fue grabado y subido el jueves a internet, aseveró: “¡Que se joda la UE!”. La ex vocera de Hillary Clinton se negó a comentar lo que definió como “una conversación diplomática privada”.
Por su parte, Catherine Ashton, jefa de la diplomacia europea, tampoco quiso hacer declaraciones sobre el exabrupto de la norteamericana. “Nuestra preocupación está en otro lado, en el terreno, con los ucranianos, para intentar ayudarlos a hallar una solución a la crisis actual”, dijo la vocera de la Comisión Europea, Pia Ahrenkilde-Hansen.
Más directa, la canciller alemana, Angela Merkel, estimó “absolutamente inaceptables” las declaraciones de Nuland. “La canciller estima que estas declaraciones son absolutamente inaceptables. La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, hace un trabajo excelente”, declaró su vocera desde Berlín.
Las declaraciones de la principal diplomática estadounidense para Europa se conocieron después de que los líderes de la oposición ucraniana pidieran una ayuda económica similar a la del Plan Marshall, el programa que apuntaló a las naciones europeas después de la Segunda Guerra Mundial. Nuland dialogó con la prensa al finalizar una visita de dos días en Ucrania, que incluyó encuentros por separado con el presidente Viktor Yanukovich y los líderes de las protestas.
La fallida economía de Ucrania es un tema clave en la crisis. Las enormes movilizaciones comenzaron cuando Yanukovich rechazó un acuerdo para profundizar los lazos con los 28 países de la Unión Europea (UE), a cambio de recibir un préstamo de Rusia por 15 mil millones de dólares.
Las protestas rápidamente comenzaron a exigir la renuncia del presidente y a denunciar la violencia policial después de la brutal dispersión de algunas movilizaciones pacíficas. Poco a poco, sobrevino una escalada de la violencia y se registraron al menos tres muertos. El mandario europeo aprobó una ley para prohibir las protestas.
Yanukovich le dio la espalda al tan esperado acuerdo con Bruselas alegando que el bloque no ofrecía suficiente respaldo comercial. Más allá de esa justificación, Moscú ejerció mucha presión sobre Kiev, para que Ucrania se sumase a una alianza comercial encabezada por Rusia