En una ceremonia tan importante, todas debían estar perfectas. Las representantes de las casas reales, empezando por la anfitriona, Isabel II, se lucieron.
La reina de Inglaterra eligió un color salmón en un género trabajado y tocado de plumas con imponentes joyas de su colección. Kate Middleton, por su parte, un vestido en acqua y cabello suelto, radiante. Camila Parker Bowles fue fiel a su estilo, de tailleur claro y perlas de varias vueltas.
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Por el rojo se decantaron Mary de Dinamarca, Mette Marit de Noruega y Matilde de Bélgica. Charlene Wittstock de traje marfil y Máxima de Holanda, apoyando a su país con el clásico naranja.