Nelson Mandela dejó un legado político perdurable, quedando en la historia como el líder que terminó con el apartheid en Sudáfrica. Pero además dejó otro legado más concreto: una herencia de 46 millones de rand, o 4,1 millones de dólares, que se repartirá a partir de hoy.
El testamento del expresidente fue abierto ayer, con gran emoción para su familia, que recibirá la mayor parte de su fortuna. Pero también se verán beneficiadas unas seis instituciones educativas donde se formó y su partido de toda la vida, el Congreso Nacional Africano.
A dos meses de la muerte del líder sudafricano, que tenía 95 años, su viuda, Graça Michel, tiene derecho a la mitad de su fortuna. No obstante, sus abogados anticiparon que probablemente renuncie a la mayor parte de la herencia, para quedarse sólo con lo que ya está en su poder: cuatro propiedades en Mozambique, sus cuentas bancarias, joyas, y el mobiliario de la casa de Johannesburgo.
Las regalías de los libros de Mandela y otros proyectos, así como sus casas en Johannesburgo, Ciudad del Cabo, Qunu y Mthatha fueron legadas a la fundación familiar "Nelson Rohlilala Mandela Family Trust". La fundación deberá compartir entre el 10 y 30 por ciento de sus ingresos con el ANC, "para la promoción de los principios y políticas de reconciliación entre los sudafricanos".
La casa en Houghton, Johannesburgo, donde Mandela murió el pasado 5 de diciembre, será utilizada por la familia de su difunto hijo Makgatho, según el testamento difundido hoy por la agencia AFP. "Mi deseo es que sirva también de lugar de reunión de la familia Mandela para mantener su unidad mucho tiempo después de mi muerte", escribió en sus últimas voluntades.
El juez Dikgang Moseneke, uno de los albaceas de "Madiba", indicó que se llevó a cabo un inventario que "refleja un valor provisional de 46 millones de rands", durante la lectura pública del testamento.
Mandela dejó más de 30 hijos, nietos y bisnietos de sus dos primeros matrimonios. En sus últimas voluntades incluyó a los hijos de su viuda Graça Machel, con quien se casó cuando tenía 80 años, así como a su ex secretaria particular Zelda La Grange, y a nueve de sus colaboradores, a los que gratificó con 4.400 dólares cada uno.
El testamento prevé también diferentes legados a los establecimientos donde estudió Nelson Mandela en su juventud, con el fin de que puedan ofrecer becas a sus alumnos, sobre todo la Universidad de Fort Hare y la de Witwatersrand en Johannesburgo.