La suerte del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y el futuro político de Brasil está en manos de los jueces João Pedro Gebran Neto, Leandro Paulsen y Victor Luiz dos Santos Laus, integrantes del Tribunal Regional Federal de la 4ª Región (TRF-4).
Ellos decidirán este miércoles si confirman la condena de primera instancia de Sergio Moro, que lo había sentenciado a 9 años y medio de prisión por corrupción y lavado de dinero, en una causa conexa al Lava Jato. Si lo declaran culpable, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) no podrá ser candidato en las elecciones presidenciales de octubre.
Los tres magistrados son de la misma generación que su Moro y tienen un perfil profesional similar: implacables y duros en sus condenas. “Los tres son rigurosos. Paulsen, en especial, es uno de los mayores especialistas en Derecho Tributario de Brasil”, confió a PERFIL Daniel Falcão, profesor de Derecho Constitucional del Instituto Brasileño de Derecho Público y de la Universidad de San Pablo.
Uno de ellos, Gebran Neto, el relator del caso, incluso es íntimo amigo del juez federal de Curitiba, con el que cursó una maestría en la Universidad Federal de Paraná. “Nuestra afinidad y amistad no hizo más que crecer en ese período, cuando él colaboró decisivamente con sugerencias y críticas para el resultado de este trabajo”, reveló Gebran en su libro La Aplicación Inmediata de los Derechos y Garantías Individuales. La defensa de Lula intentó recusarlo e insinuó que era padrino de uno de los hijos de Moro. “Si soy o no soy amigo del juez Sérgio Moro es una cuestión jurídicamente irrelevante”, declaró Gebran a la prensa. El TRF-4 lo respaldó y rechazó la recusación de la defensa.
Aunque sea condenado, Lula tiene un plan B, otro C, uno D y hasta uno E. La primera alternativa es que pida una cautelar al Supremo Tribunal Federal (STF) o al Tribunal Superior de Justicia (STJ) para suspender su inelegibilidad. La fecha de inscripción de las candidaturas es el 15 de agosto. Si le conceden ese recurso antes, el ex presidente podría participar de la contienda. “Si Lula es condenado, las chances de revertir esa situación en la justicia electoral son mínimas”, agregó Falcão.
La segunda posibilidad es que apele la condena ante el TRF-4. Si su recurso es aceptado, podrá ser candidato hasta que se resuelva la cuestión planteada por la defensa. En tercer lugar, puede inscribir su candidatura obviando la condena en segunda instancia, pero se arriesga a que el Tribunal Superior Electoral lo retire de la contienda. Si eso sucede, el PT podría nominar a otro cabeza de lista hasta 20 días antes de los comicios.
Finalmente, hay una última posibilidad, la bala de plata en su estrategia legal. Si gana la elección mientras la justicia resuelve una de sus apelaciones, podría asumir la presidencia, siempre y cuando la justicia no se expida antes de fin de año, cuando se entregarán los diplomas a los funcionarios electos. Para Lula, la elección no se trata sólo de ser el candidato más votado, sino también de ser absuelto por la justicia, o, al menos, estudiar qué estrategia le da más tiempo para llegar al Palacio del Planalto.