Agencias
Madrid
Los guardias de la aduana de Ceuta, el enclave español en Marruecos, no podían creer lo que veían en la pantalla del escáner que mostraba el interior de la valija que una adolescente, que presentaba evidentes signos de nerviosismo, al tratar de cruzar la frontera. Parecía un chico. Era un chico, de ocho años, que cuando se abrió la valija, les dijo, en francés: “Me llamo Abú”.
Abú estaba acurrucado, cubierto por prendas de ropa y asustado. Es un niño marfileño de ocho años, que viajaba oculto en el reducido espacio de una valija para que pudiera ingresar a España, a Europa, a un destino mejor.
“Al pasar la maleta por el escáner, el operador observó algo extraño, lo que parecía que era una persona”, dijo un portavoz policial. “Al abrirla, encontró a un menor en una condición lamentable”, agregó el vocero.
Fátima, de 19 años, transportaba el pequeño equipaje con ruedas cuando fue controlado el jueves mientras cruzaba por el paso para peatones hacia ese enclave español de menos de 20 kilómetros situado al norte de Marruecos, explicó la guardia civil. Abú, agregaron los guardias, abrió sus enormes ojos al ser descubierto. La valija en que “viajaba” no tenía ningún orificio para que pudiera respirar.
La joven que lo acompañaba, que no es su madre, “posteriormente se puso a disposición judicial”, precisó la Guardia Civil.
Una hora después del incidente, una persona de Costa Marfil con permiso de residencia en España –vive en el archipiélago de las Canarias, frente a la costa occidental de Africa– se acercó al paso fronterizo, lo que despertó sospechas en la policía. Después de varias preguntas, admitió que era el padre del menor que iba en la maleta y fue inmediatamente detenido, dijo la Guardia Civil en un comunicado.
Ayer, la Justicia ordenó el encarcelamiento del padre, cuya identidad no trascendió. El y la joven marroquí que portaba la valija fueron acusados de “delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros”. El gobierno de Ceuta se hizo cargo de la tutela del menor.
El padre, al que habían denegado recientemente la reagrupación familiar, declaró en el juzgado que no sabía que su hijo iba a cruzar la frontera de ese modo. Sin embargo, los investigadores sospechan que le pagó a Fátima para que hiciera ingresar a su hijo a España en la valija.
Presión. Sometidos a una fuerte presión migratoria, los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, únicas fronteras terrestres de Africa con la Unión Europea, ven con regularidad a inmigrantes intentado cruzar ocultos en los lugares más inverosímiles y peligrosos.
A principios de esta semana, un marroquí de 23 años fue encontrado dentro de un contenedor marítimo en el puerto de Melilla, con destino al continente. Debido al largo fin de semana del 1º de mayo, el container se había quedado en el puerto y el joven pasó cuatro días encerrado, sin comida ni bebida. Fue rescatado cuando un agente de la Guardia Civil oyó sus gritos de socorro y sus fuertes golpes contra las paredes del contenedor en que estaba atrapado.