AFP
Barcelona
El jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, redobló la apuesta al president catalán, Artur Mas, y en un viaje relámpago que realizó ayer a Barcelona advirtió que “el delirio” independentista nunca será realidad.
“Que quede clara una cosa: yo no voy a permitir que se ponga en tela de juicio la unidad de España ni que nadie tenga que elegir entre ser catalán y español”, desafió Rajoy en un acto público de su Partido Popular en Barcelona, al que llegó acompañado de cinco ministros y varios líderes regionales.
La de ayer fue la primera visita de Rajoy a Cataluña después de la votación simbólica sobre la independencia del 9 de noviembre, en la que unos 1,8 millón de personas (80% de los participantes, sobre casi 6 millones habilitados) se mostraron partidarias de la secesión de esta potente región nororiental, de 7,5 millones de habitantes.
“Si lo que (Mas) pretendía era presentar una Cataluña independentista, ha fracasado en toda regla”, afirmó el jefe del gobierno español, que no visitaba la región desde finales de mayo de este año.
Durante estos seis meses, el conflicto entre el Ejecutivo central de Madrid y el gobierno nacionalista regional se agudizó hasta niveles nunca vistos desde el fin de la dictadura de Francisco Franco, en 1975, especialmente a raíz de la consulta del 9 de noviembre, que Mas insistió en organizar a pesar de la suspensión decretada por el Tribunal Constitucional.
Ante la imposibilidad de organizar un referéndum sin permiso de Madrid, el líder nacionalista propuso unas elecciones regionales a las que los partidarios de la secesión se presentaran en una lista conjunta. En caso de obtener mayoría absoluta, el gobierno saliente debería negociar con España y Europa las condiciones de separación y construiría las estructuras de Estado para declarar la independencia a finales de 2016.
“Lo último que necesita Cataluña son aventuras que traigan más inestabilidad y espanten a inversores y emprendedores”, dijo Rajoy.
Ayuda. Durante el acto con militantes del PP, Rajoy recordó que su gobierno ayudó en varias ocasiones a la delicada economía del gobierno regional catalán, con una deuda del 31% de su PBI, sin acceso a los mercados financieros y con problemas para pagar a sus empleados.
Cataluña denuncia una diferencia de 11 mil millones de euros entre lo que aporta y recibe del Estado. Para Madrid, son 8.500 millones. Con amplias competencias en educación, sanidad o seguridad, el gobierno catalán reclama autonomía fiscal para gestionar sus recursos, como tienen Navarra y el País Vasco.