A cuatro días de las elecciones generales en el Reino Unido, que pueden definir de una vez por todas la suerte del Brexit, el primer ministro conservador, Boris Johnson, encabeza las encuestas, con el 43% de intención de voto, frente a un 33% del laborista Jeremy Corbyn. En caso de confirmarse ese resultado, los tories tendrían mayoría suficiente para concretar el divorcio de la Unión Europea (UE) antes del 31 de enero de 2020, cuando se vence el último plazo otorgado por Bruselas.
Johnson hizo campaña con un eslogan claro y efectivo. “¡Ejecutemos el Brexit ya!”, sostuvo en cuanto acto proselitista participó, subrayando que es el único candidato capaz de cumplir con esa promesa, a tres años y medio del referéndum donde el 51,9% votó a favor de la ruptura. “Lo que la gente quiere es pasar página y que nos centremos en sus problemas, y eso es lo que podemos hacer inmediatamente”, recalcó el primer ministro, que planea ratificar en el Parlamento el acuerdo con Bruselas.
Con ese discurso se plantó en el último debate, celebrado el viernes en la BBC, donde señaló la ambigüedad del laborista sobre ese tema. Según la firma YouGov, el 52% de los televidentes dieron como ganador al primer ministro, mientras que el 48% se inclinó por el líder de la oposición
“La única vía para desatar el potencial de este país es que los conservadores logremos una mayoría suficiente”, dijo Johnson, que pidió que las elecciones sea nun “punto de inflexión” en la política británica. Bloomberg estimó que obtendría una mayoría de entre 20 y 35 escaños, citando a fuentes conservadoras y laboristas.
Sin embargo, Corbyn busca dar un golpe de efecto en los últimos días de la campaña, que le permita repetir su desempeño de 2017, cuando obtuvo un mejor resultado del que auguraban las encuestas. Con ese objetivo, propuso aumentar el gasto en políticas sociales y nacionalizar empresas de servicios y de transporte. Al igual que Alberto Fernández en Argentina, el laborista dijo que si es electo pondrá “dinero en el bolsillo” de los británicos y que las rentas más elevadas pagarán “algo más en impuestos”. El diario Mirror estimó que esa cifra ascendería a 8.800 dólares anuales. “Cuatro millones de niños viven en la pobreza, la gente no consigue turnos con su médico de cabecera, las personas mayores no cuentan con los cuidados que necesitan y millones de familias sufren para pagar las facturas”, aseveró Corbyn.
Pero el tema que definirá la elección será sin dudas el Brexit, el talón de Aquiles del laborista, que durante décadas se opuso a la UE y ahora se muestra ambivalente. El parlamentario opositor adelantó que si llega a Downing Street renegociará la ruptura con Bruselas y someterá ese acuerdo a un nuevo reférendum, en el que se mantendría “neutral”.
Fuego amigo. Dos ex primeros ministros de signo político opuesto, el laborista Tony Blair y el conservador John Major, alentaron en el tramo final de la campaña a votar por opciones diferentes a sus propios partidos, en una actitud poco habitual en la política británica. “La lealtad tribal puede ser buena y honorable, pero a veces hay que votar con la cabeza y el corazón”, lanzó Major, que alertó sobre el impacto económico de un divorcio con Bruelas. “Piénsenlo mucho, piénsenlo bien”, dijo, por su parte, el ex premier laborista, que cuestiona el giro a la izquierda de su partido.
Si el Reino Unido concreta el Brexit, podría firmar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Corbyn acusó en la campaña a Johnson de querer privatizar el servicio de salud británico (NHS), “favoreciendo” a compañías norteamericanas. Johnson negó esa versión, luego de que los laboristas filtraran un supuesto documento gubernamental que apuntalaría esa idea.
Terceros en discordia. Con un sistema electoral que protege y fortalece el bipartidismo -los ganadores en cada distrito se alzan con todas las bancas-, los tories y los laboristas corren con ventaja frente a otras agrupaciones. El Partido Liberaldemócrata tiene un 13% de intención de voto y propone permanecer dentro de la Unión Europea. Por su parte, el nacionalismo escocés se ubica en cuarto lugar, con el 4% de las preferencias del electorado y la propuesta de celebrar un nuevo referéndum de independencia en Escocia. El euroescéptico Partido del Brexit, comandado por Nigel Farage, apenas araña el 3%, afectado por el crecimiento de Johnson y por haber retirado candidatos en 317 distritos, donde suelen ganar los conservadores.
El último gran interrogante pasa por la falibilidad de las encuestas, que no acertaron en el referéndum de 2016 ni en las elecciones generales de 2017. Si ese escenario se repite, habría un Parlamento sin mayorías y el Brexit se dilataría aún más.