Londres - Preocupado por la creciente obesidad en el Reino Unido, que tendrá unos 13 millones de obesos en 2010, el Gobierno anunció esta semana una estrategia que contempla medidas como p agar a los gordos para que adelgacen e instaurar en las escuelas clases de cocina.
La obesidad se ha convertido "en el principal problema nacional de salud pública" en el Reino Unido, resumió el ministro de Salud, Alan Johnson, al anunciar esta semana un plan para hacer frente al problema de la creciente gordura de los británicos. Alrededor de una cuarta parte de la población del Reino Unido es actualmente obesa, y el porcentaje de niños obesos aumentó más del 40% entre 1995 y 2004, indicó el gobierno de Gordon Brown, que se comprometió a invertir 372 millones de libras (unos 550 millones de dólares) para combatir la obesidad infantil.
Enntre los incentivos examinados en este plan - que aspira sólo a devolver la obesidad a los niveles en que se encontraba en el 2000 - figuran también medidas en los lugares de trabajo, como el pago de dinero o trofeos para los que pierdan algunos kilos.
La obesidad cuesta cada vez más dinero al sistema nacional de salud (NHS) y también a las empresas, por lo que el gobierno estima que ofrecer incentivos económicos a los obesos para que pierdan peso puede salir a la larga rentable. La estrategia del gobierno incluye también una campaña que costará 150 millones de dólares y que tendrá como blanco la llamada comida basura (alimentos excesivamente ricos en grasas y azúcares), al tiempo que tratará de animar a miles de británicos sedentarios a empezar a caminar y utilizar la bicicleta en lugar del coche.
Y es que la tendencia a la obesidad parece abrumadora: según un reciente estudio del Departamento de Salud, uno de cada tres adultos y el 20% de los menores de 15 años serán obesos en 2010 y sufrirán, así, enfermedades relacionadas con el exceso de peso como diabetes, cáncer o ataques cardíacos.
El plan gubernamental para reducir la obesidad infantil en los próximos 12 años contempla un trabajo con los padres y las escuelas, para enseñarles a sustituir las grasas y las frituras por comida más sana. "El gobierno debe atacar frontalmente la publicidad que anima a los niños a consumir esa comida basura", advirtió Michelle Smyth, miembro de una organización británica en favor de la alimentación sana.
Y aunque la propuesta de pagar para perder peso ha sido criticada por expertos y diputados de la oposición, que no creen que el plan logre su objetivo, las cifras sugieren que, si no se hace algo, a mediados del siglo XXI la mayoría de la población británica será obesa.
Ganar la guerra contra la obesidad no será tarea fácil: la comida basura gana cada vez más terreno en la dieta de los británicos, que son, después de los estadounidenses, los mayores devoradores de comida rápida del mundo. Un reciente informe reportó que los restaurantes en Gran Bretaña de la cadena estadounidense de comida rápida McDonald's recibieron un total de 88 millones de visitas en 2007, 10 millones más que en el año anterior. Eso significa 320.000 nuevos clientes diarios.
El problema de la gordura es tan inquietante que expertos del Queen's Medical Centre (Nottingham, centroeste de Inglaterra) han incluso sugerido medidas como gravar con un impuesto los alimentos con un alto contenido de grasas, azúcar y sal, porque aseguran que permitiría salvar cada año más de 3.000 vidas en Gran Bretaña, al reducir el número de enfermedades cardiovasculares.
Según cálculos del gobierno serán 13.000 millones los obesos en 2010 lo que representa una cuarta parte de la población. Es el “principal problema nacional de salud pública”, afirmaron las autoridades. Según cálculos del gobierno serán 13.000 millones los obesos en 2010 lo que representa una cuarta parte de la población. Es el “principal problema nacional de salud pública”, afirmaron las autoridades