Managua - Rosita, la niña que hace cuatro años saltó a las páginas de la prensa internacional por el rechazo de la Iglesia Católica y el gobierno nicaragüense a interrumpir su embarazo, fruto de una violación a los 9 años, es madre de un hijo nacido supuestamente por una segunda violación, ahora cometida por su padrastro.
La tragedia de Rosita -tal y como se conoce en la prensa- comenzó a finales del 2002 cuando quedó embarazada a los 9 años tras ser presunta víctima de los abusos de un agricultor costarricense en una plantación de café del cantón de Turrialba, Costa Rica, donde vivía con sus padres, dos campesinos pobres de origen nicaragüense.
La prensa costarricense hizo pública la situación de la niña en enero del 2003, desatando con ello una fuerte controversia entre Costa Rica -que se negaba a practicar un aborto por razones legales y ponía en duda la versión de los padres que dijeron que nunca se dieron cuenta de los ultrajes que sufría su hija-, y Nicaragua, que reclamaba su protección.
En febrero de ese año, el gobierno costarricense decidió repatriar a la menor y a sus padres a Nicaragua, donde fue objeto de una polémica entre grupos feministas que abogaban por el aborto y el gobierno que lo rechazaba con el apoyo de la iglesia católica. Finalmente, el 21 de febrero del 2003 médicos de la no gubernamental Red de Mujeres contra la Violencia de Nicaragua practicaron clandestinamente un aborto a la niña.
Pero el calvario de Rosita no ha acabado. Ahora trascendió que su padrastro Francisco Fletes ha abusado de ella durante estos cuatro años, mientras la madre salía a trabajar. Producto de esa relación nació una niña que ahora tiene 18 meses. "Cuando quedó embarazada por segunda vez estaba en sexto grado" y tuvo que dejar de estudiar para cuidar a su hijita, dijo a la AFP una de las dirigentes de los las organizaciones feministas que apoyaron a Rosita, Ana Quirós.
Los grupos feministas denunciaron el abuso ante las autoridades, pero el hombre acusado salió libre antes del inicio del juicio por disposición de un juez local que consideró que no había evidencias para impulsar la causa, denuncio Quirós. El padrastro, que se encuentra prófugo de la justicia, confesó esta semana en una entrevista que ofreció a un medio local desde su escondite, que tuvo relaciones sexuales con la menor con su consentimiento, porque según sostuvo, Rosita que ahora tiene 14 años, "se enamoró" de él.
La Fiscalía nicaragüense anunció que investigarán a la madre, que presentó una nueva denuncia en representación de su hija la semana pasada, para determinar si fue o no cómplice de los abusos del padrastro, cuyo comportamiento también lo hacen sospechoso del primer embarazo de la menor.
"Es importante esclarecer cuál es el papel de la madre, si ha cumplido con su deber de garante", señaló la fiscal designada, Odette Leytón. "La tercera parte de las denuncias por abuso sexual que se presentan en Nicaragua son cometidas por personas del circulo familiar, como el padre o padrastro", indicó Quirós.
La representante dijo que Rosita, que permanecía bajo la custodia de las organizaciones feministas, será entregada este miércoles al gobierno, que pidió su custodia y reclusión en un albergue estatal.
Fuente: AFP