INTERNACIONAL
recetario nacionalista

Shock o gradualismo: el dilema que desvela a la coalición independentista

El gobierno catalán definirá el lunes si proclama la secesión. Evalúa si ir al choque con Madrid o apostar a una negociación con mediadores.

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Abrazo partido. Un catalán unionista y otro independentista se saludan durante una manifestación esta semana en Barcelona. | AP

El tira y afloja entablado con el gobierno de España tras el referéndum del 1-O abrió un dilema crucial para la coalición independentista catalana, que por estas horas se debate entre adoptar una política de shock o una vía gradualista para pasar a la siguiente fase del procés. El presidente de la Generalitat, el conservador Carles Puigdemont, tiene tiempo hasta el lunes para definir si finalmente proclama la secesión en forma unilateral o si apuesta a un diálogo con mediación internacional al que, por ahora, Madrid se niega. Las fuerzas políticas que integran la alianza independentista discuten cuál es la estrategia más sensata en momentos en que el gobierno español de Mariano Rajoy parece haber sacado ventaja.

Luego del triunfo del Sí en el referéndum, Puigdemont dijo que el gobierno catalán “asumió” el mensaje de las urnas, pero de inmediato propuso al Parlamento autonómico dejar en suspenso la declaración de independencia y buscar un acercamiento con las autoridades de España. Con un 58% de abstención, en buena medida alentada por la represión policial, la consulta popular no le resultó suficiente argumento como para ir a un choque frontal con Madrid.

El discurso de Puigdemont fue tan ambiguo que el gobierno español le envió por escrito un requerimiento para que aclare antes del lunes si lo que dijo implica concretamente o no la declaración de una república catalana. Si la respuesta fuera positiva, Rajoy podría aplicar el artículo 155 de la Constitución española para intervenir la autonomía de Cataluña (ver página 30).

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Puigdemont mantuvo ayer contactos con dirigentes de Candidatura d’Unitat Popular (CUP) –la fuerza de izquierda mayoritaria en la coalición independentista– y otros socios para discutir qué responder al exhorto de Madrid (ver nota aparte). La CUP cree que sólo una declaración unilateral de independencia forzará al gobierno español a aceptar una negociación con mediadores internacionales, mientras que Puigdemont se inclina por una estrategia más cauta.

“El independentismo ya optó por un camino gradual con la suspensión de la declaración hecha por Puigdemont –dijo al respecto a PERFIL el politólogo catalán Jordi Muñoz, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Barcelona–. Sin embargo, mientras el gobierno español siga rechazando el diálogo y la mediación, no habrá otra salida que un endurecimiento del conflicto, cuyo punto cúlmine sería una declaración unilateral de independencia y una respuesta represiva por parte del Estado español”.

Mensaje. Mientras discuten internamente los pasos a seguir, puertas afuera los independentistas no se mueven ni un centímetro de su discurso previsible. “La coalición independentista seguirá intentando negociar una solución para que el pueblo de Cataluña pueda celebrar un referéndum vinculante”, advirtió a este diario Jordi Matas, síndico electoral de Cataluña y partidario de la desobediencia civil. “Si no hay respuesta, se ratificarán los resultados del 1-O, donde 2.300.000 personas desafiaron la represión y votaron. Hay una gran incapacidad del gobierno del PP de Rajoy para buscar una solución política a un conflicto que no se resolverá con la actuación de los tribunales”.

Ayer se esperaba que los contactos entre Puigdemont y sus socios continuaran todo el fin de semana. Por lo pronto, la CUP le envió una carta para exigirle “la proclamación de la república” como “única manera para conseguir que la intervención de actores internacionales se haga con Cataluña reconocida como sujeto político”. A izquierda y derecha, el fin es la independencia. Lo que divide las aguas son los medios para alcanzarla.