Brasilia
Luiz Inácio Lula da Silva habló ayer por primera vez sobre el escándalo que amenaza la continuidad de Michel Temer en la presidencia de Brasil. El ex mandatario reclamó que Temer “salga pronto” del cargo y volvió a defender la realización de comicios populares directos para elegir al sucesor, en lugar de una elección indirecta por vía parlamentaria.
En su declaración, Lula evitó mencionar al empresario Joesley Batista, uno de los dueños del gigante cárnico JBS, quien filtró una grabación que probaría que Temer avaló el pago de coimas para comprar el silencio del ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, preso por corrupción en el marco de la investigación Lava Jato. En su delación premiada ante la Justicia, Batista no sólo apuntó contra el actual presidente, sino también contra Lula y su sucesora, Dilma Rousseff, a quienes acusó de haber recibido sobornos millonarios.
“Queremos elecciones directas, queremos que Temer se vaya pronto –afirmó ayer Lula, durante la toma de posesión del nuevo directorio del Partido de los Trabajadores (PT) en el municipio paulista de São Bernardo do Campo–. No queremos un presidente electo indirectamente, sino por el pueblo brasileño. Sea quien sea, eso no importa. Pueden tener la certeza de que estaré en la trinchera junto con ustedes para recuperar la democracia en este país”.
Lula reafirmó que sería candidato si hubiera elecciones presidenciales directas. Los sondeos lo ubican hoy como favorito para la primera vuelta, aunque no está claro cómo sería un escenario de ballottage. Ayer, el líder petista reconoció que la definición de su candidatura dependerá “del partido, de la construcción de alianzas, de mi salud, del PT y de la Justicia”. Investigado en tres procesos relativos al Lava Jato, Lula sabe que, si fuera condenado en segunda instancia, quedaría inhabilitado para competir por cargos públicos.
Pesimista. Rodeado de su gente y en un clima de campaña, Lula aprovechó la ocasión para hacer un análisis del escenario político y de la situación crítica en la que se encuentra el actual gobierno. Se mostró pesimista sobre la posibilidad de que Temer sea expulsado del poder por vía de un juicio político en el Parlamento. “El impeachment de Dilma llevó ocho meses con más de la mitad del Congreso a favor –evaluó Lula–. Hoy demoraría mucho más”.
Sin nombrar a Batista, Lula apenas aludió irónicamente a las acusaciones del empresario de JBS, quien declaró que le pagó cincuenta millones de dólares ilícitos a él. “Debo ser el único bobo del mundo que tiene dinero depositado, pero no a su nombre –dijo–. Ellos deben haber creído que este Lula es tan tonto que pueden hacer semejante cosa”.