Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, los Estados Unidos gastaron millones de dólares en su seguridad nacional. Una de las innovaciones que presentó el Departamento de Defensa, fue una suerte de Internet paralela, diferente a la civil que utilizamos todos los días, conocida como SIPRNET o "Protocolo de enrutamiento secreto de Internet", la solución para los problemas de comunicación entre las embajadas y organismos de los Estados Unidos en el mundo.
Todos los cables revelados por WikiLeaks y replicados por cinco grandes medios del mundo, llevan la sigla Sipdis, que no es otra cosa que "SIPRNET Distribution", la forma de distribución de estos mensajes entre los miembros diplomáticos y el Departamento de Estado.
El problema de SIPRNET fue la cantidad de gente que comenzó a utilizarla. Si bien estaba reservada a pocos, con el tiempo fueron incorporándose personal diplomático y del Ejército de EE.UU. Según publica el periódico inglés The Guardian, en 2002 sólo 125 embajadas estaban conectadas a SIPRNET y en 2005, unas 180.
La llegada de las guerras de Irak y Afganistán sumaron a más redes a esta Internet "secreta", concentrando datos de las misiones de inteligencia de los Estados Unidos, y comunicaciones entre los diferentes frentes de batalla. Es así como al día de la fecha existen más de tres millones de personas -la mayoría soldados estadounidenses- que pueden acceder a lo que originalmente fue pensando para unos pocos.
La única barrera para acceder al sistema era una contraseña segura de diez o más caracteres, que debía tener de forma obligatoria al menos dos mayúsculas, dos números y dos símbolos. La misma se debe cambiar cada 150 días y, al menos en teoría, cada vez que el usuario se levantaba de su computadora, debía volver a ingresarla.