Siria amenazó en las últimas horas con usar sus armas químicas y biológicas en caso de un ataque extranjero, la que se convierte en una advertencia desesperada de un régimen que no ha podido aplastar una rebelión poderosa y que adquiere cada vez más fuerza.
La declaración, en la que Siria reconoce por primera vez que el país posee armas de destrucción masiva, deja entrever que el presidente Bashar al-Assad continuará la lucha para permanecer en el poder a cualquier costo.
El opositor Ejército Sirio Libre (ESL) denunció: "Nosotros sabemos perfectamente el lugar donde se encuentran esas armas y su posición", indicó el martes el ESL en un comunicado. "Assad traslada desde hace meses algunas de esas armas y equipos para mezclar sustancias químicas hacia aeropuertos en la frontera", prosiguió el comunicado.
"Sería censurable si alguien en Siria contempla el uso de armas de destrucción masiva como las armas químicas", criticó a la par el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, durante un viaje a Belgrado, Serbia.
Se cree que Siria posee armas que atacan el sistema nervioso, así como gas mostaza, misiles Scud capaces de portar estas sustancias químicos letales y una variedad de armas convencionales avanzadas, como cohetes antitanque y misiles antiaéreos portátiles.
En una conferencia de prensa televisada, el portavoz de la Cancillería, Jihad Makdissi, afirmó el lunes, sin embargo, que Damasco se abstendrá de usar ese arsenal no convencional contra sus propios ciudadanos. "Todos estos tipos de armas se encuentran almacenadas y bajo la seguridad y supervisión directa de las fuerzas armadas sirias, y nunca se utilizarán a menos que Siria esté expuesta a agresiones externas", agregó.
Luego, el gobierno sirio intentó retractarse del anuncio y envió a los periodistas un cambio a la declaración preparada que había leído Makdissi. El cambio decía "todos estos tipos de armas, si las hubiere, se encuentran almacenadas y bajo seguridad". Fue un intento de Damasco por regresar a su postura de no confirmar ni negar la existencia de armas no convencionales.
En sus comentarios a la prensa, Makdissi también reiteró la aseveración del régimen de que el conflicto que ha durado 17 meses en el país, y en el que según activistas han muerto al menos 19.000 personas, no es el resultado de una revuelta popular, sino el trabajo de extremistas extranjeros que buscan destruir la nación.
Israel y Estados Unidos expresaron preocupación de que los arsenales de armas químicas de Siria pudieran caer en manos de extremistas islamistas en caso del derrocamiento del régimen en Damasco.
Los insurgentes tuvieron varios éxitos en la última semana, entre ellos un impresionante ataque explosivo en el que murieron cuatro funcionarios de seguridad de alto nivel, la captura de diversos pasos fronterizos y ofensivas en los bastiones del régimen en Damasco y Aleppo.