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Una potente tormenta con fuertes vientos y mucha nieve golpeó ayer el este de Estados Unidos, provocando nueve muertos y serios trastornos a la población. Las autoridades urgieron a millones de personas a buscar refugio, advirtiendo que lo peor estaba aún por llegar. Apodado por la prensa “Snowzilla”, el temporal afectó a 85 millones de norteamericanos y podría causar daños por más de mil millones de dólares, según el servicio meteorológico.
Los fallecimientos fueron producto de accidentes en las rutas, luego que los conductores perdieron el control de sus vehículos por el hielo en la ruta. Entre el miércoles y ayer se registraron cinco víctimas fatales en Carolina del Norte, dos en Tennessee, una en Kentucky y otra en Virginia.
Los meteorólogos advirtieron que la tormenta puede acumular más de sesenta centímetros de nieve sobre Washington DC y Nueva York. “Quiero ser muy clara con todos. Vemos esto como una tormenta mayor. Tiene implicaciones de vida o muerte”, declaró a la prensa la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, al pedir a los vecinos permanecer en sus hogares.
El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, suspendió su campaña presidencial en New Hampshire para supervisar los esfuerzos de emergencia en su estado. “El mensaje global es que vamos a salir de esta tormenta”, escribió el gobernador en Twitter.
Varios estados del sur fueron afectados por nevadas y granizos, dejando a 133 mil personas sin electricidad. En Kentucky, cientos de vehículos se quedaron atascados en las rutas cubiertas de nieve y hielo.
Las escuelas y las oficinas públicas de Washington fueron cerradas y miles de vuelos fueron cancelados. También se suspendieron los servicios de trenes y ómnibus.