Poco después de haberse posado exitosamente sobre suelo marciano el domingo, sobre la tundra por encima del círculo ártico del planeta rojo, la sonda "Phoenix" envió las primeras imágenes a la Tierra.
Los científicos comenzaron a examinar un sitio que está al alcance del brazo robótico de 2,4 metros de largo de la sonda, que fue elegido por la probabilidad de presencia de hielo, que podría contener la información sobre la existencia o no de vida pasada en Marte.
Las imágenes tomadas por "Phoenix" entregan una mirada al suelo de un valle llano, donde los científicos esperan hallar un "permafrost" (suelo permanentemente congelado) rico en agua. Este es el inicio de una misión de exploración de tres meses para recoger muestras de suelo y hielo en la región polar de Marte.
"Vimos la ausencia de rocas que esperábamos, vimos los polígonos que veíamos desde el espacio, no vemos hielo en la superficie, pero creemos que los veremos cerca de la superficie", dijo Peter Smith de la Universidad de Arizona, el principal investigador de la misión "Phoenix". Las señales de radio desde la sonda tardan unos 15 minutos en llegar a la Tierra a la velocidad de la luz.
Tras su "amartizaje", la sonda marciana funcionó con baterías, hasta que alrededor de unas dos horas después estaban totalmente desplegados los paneles solares. La continuidad del éxito de la misión en Marte, que comenzó con el viaje de 680 millones de kilómetros desde la Tierra tras ser lanzado el 4 de agosto de 2007, depende de la energía solar.
El equipo a cargo de la misión "Phoenix" indicó que una cámara de alta resolución y una estación meteorológica están en su posición y son funcionales, lo que constituyen señales importantes de la total funcionalidad de la sonda.
Las primeras imágenes enviadas desde Marte confirman que los paneles solares se desplegaron adecuadamente. "Ver esas imágenes tras un amartizaje exitoso reafirman el completo trabajo a lo largo de los pasados cinco años por un gran equipo", dijo el director del proyecto del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, Barry Goldstein.
Fuente: DPA