INTERNACIONAL
En crisis sanitaria y económica

Sudamérica al borde del abismo: podría convertirse en el nuevo epicentro de la pandemia

Desde la llegada de Covid-19, la enfermedad solo dejó muerte y desolación a su paso por la región. Brasil y Perú, en alerta y solo tres casos "de éxito".

muerte pandemia coronavirus
- | AFP

Fosas comunes, hospitales de emergencia, cementerios que trabajan a contrarreloj, ataúdes de cartón y contagios que no cesan de multiplicarse: el panorama actual de los países latinoamericanos no es nada alentador para los epidemiólogos de la región. Los expertos creen que América Latina está cerca de convertirse en el próximo epicentro de la pandemia de Covid-19 y los gobiernos los saben.

Aunque Ecuador prometía convertirse en un “infierno” por el coronavirus, actualmente las estadísticas más preocupantes llegan desde Brasil, donde se denuncia una falta de medidas efectivas y una pésima gestión de parte de las autoridades nacionales. La ciudad de Manaos, por ejemplo, tiene una tasa de mortalidad que se triplicó en las últimas semanas, cosa que ocurrió en Madrid y Londres durante el pico de contagios de esas ciudades. Las fosas comunes en el estado de Amazonas se están duplicando.

Brasil, Jair Bolsonaro 20200507
Fosas comunes en Manaos, Brasil.

La rápida propagación de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus obliga a los gobiernos de la región a extender las cuarentenas que viven desde hace semanas para frenar el virus y evitar así un colapso en sus sistemas de salud. La situación se replica incluso en Argentina, cuyas medidas tempranas de aislamiento social ralentizaron la duplicación de los contagios pero aún así el gobierno no vislumbra “aflojar” la cuarentena.

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Con 2,1 millones, América es actualmente el continente con el mayor número de contagios por COVID-19 en el mundo. A diferencia de Europa y Estados Unidos, América Latina sin embargo puede hacer poco para combatir la crisis causada por el coronavirus. Años de estancamiento económico allanaron el camino para recortes en el sistema de salud de varios países. La pobreza y el subsiguiente hacinamiento, impiden en la mayoría de los casos llevar a cabo las medidas de aislamiento necesarias para detener la propagación de la enfermedad.

Brasil: lo peor todavía no llegó

Brasil registró un récord de nuevos contagios por el coronavirus en las últimas 24 horas, con 19.951 casos registrados, mientras que otras 888 personas fallecieron, informó el Ministerio de Salud. Agregó que el número de muertes por la COVID-19 subió a 18.859, mientras que los casos registrados suman ya 291.579 y al menos 116.683 pacientes se recuperaron.

En tanto, más de la mitad de las familias brasileñas resultaron afectadas laboralmente por la pandemia, según un estudio de la Fundación Getulio Vargas, que mostró que el 53,5 por ciento de las familias sufrió despidos, suspensión de contrato o corte de jornada y salario en sus empleos, mientras que el 12,7 por ciento dijo tener al menos un miembro despedido.

Por lo pronto, la ciudad de Sao Paulo, la más poblada de Brasil y de Sudamérica, abrió en la favela de Heliópolis el cuarto hospital de campaña como parte del plan de emergencia para atender a los infectados por la enfermedad. Un médico de esa metrópolis, citado por el diario alemán Der Spiegel, declaró que solo en este país se podría llegar a rozar los 100.000 fallecimientos, y que "lo peor aún está por llegar".


En Perú, el número total de casos llegó a 104.020 y el de fallecidos a 3.024 en las últimas 24 horas, según el último balance oficial, después de nueve semanas de confinamiento nacional en un país con su capacidad hospitalaria al borde del colapso y su economía virtualmente paralizada. Anticipando que la llegada del nuevo coronavirus podía generar consecuencias desastrosas, fue uno de los primeros países de la región en tomar acciones rápidas y contundentes para frenar la vertiginosa propagación de la enfermedad.

De acuerdo con Eduardo Yong Motta, médico del Hospital Arzobispo Loayza de Lima, aunque las "medidas fueron buenas", no llegó adecuadamente a las personas, ya que "la población no entendió la gravedad de los casos y las posibles muertes". Consideró que tanto los medios de comunicación del gobierno como los privados "debieron ser agentes epidemiológicos", ser estrictos y desde el principio tratar de "convencer a la gente de que puede morir".

guayaquil ecuador pandemia
Guayaquil, Ecuador

Eduardo Arroyo Laguna, decano nacional del Colegio de Sociólogos del Perú, concordó con Yong Motta en que uno de los factores que ha intervenido negativamente, entre otros, es el "problema de la información y la desinformación". A esto se une que la enfermedad es "democrática" y afecta a todas las clases sociales, especialmente "a los pobres extremos, a los pobres y a los informales".

Consideró, por ejemplo, que muchas personas pobres no pueden cumplir con las prácticas sanitarias para prevenir el contagio, porque no pueden comprar los implementos como mascarillas, alcohol, jabón y otros; o no tienen acceso adecuado al agua potable para lavarse las manos varias veces al día. Aun así, muchos se atreven a salir para luchar "por su supervivencia", anexó el también miembro directivo de la Asociación Latinoamericana de Sociología.

En Colombia, con 17.687 contagios y 630 muertos, el gobierno extendió la emergencia sanitaria se extendió hasta el próximo 31 de agosto y que desde el primero de junio se iniciará una fase de aislamiento inteligente.

Ecuador, con 34.854 infectados y 2.888 fallecimientos, registra cerca de 12.000 millones de dólares de caída en ventas por el impacto generado por la pandemia, que paralizó al menos el 70 por ciento del sector productivo local, informó el viceministro de Producción e Industrias, Jackson Torres. El gobierno declaró el pasado 11 de marzo emergencia sanitaria, lo que ha llevado a adoptar varias medidas, incluyendo un estado de excepción en todo el país, medida que implicó una serie de restricciones en la movilidad, como un toque de queda que dificultó la actividad comercial y productiva.

Mientras Chile se acerca al pico de los contagios por COVID-19, con más de 53.000 casos, 544 muertos y un aumento exponencial de los positivos, los cacerolazos resurgieron en diversos puntos de la capital, junto con los disturbios en las zonas periféricas en rechazo a las medidas económicas ofrecidas por el gobierno, que no logran suplir las necesidades de las familias más pobres durante la mayor crisis sanitaria como consecuencia del coronavirus, de acuerdo con los expertos.

Mientras la capital permanece en cuarentena, centenares de personas salieron de sus casas a reclamar contra la insuficiente ayuda de las autoridades y la falta de acceso a bienes esenciales, lo que "solo traerá hambre y miseria a las poblaciones", señaló una dirigente de la comuna El Bosque, en el sur de la ciudad, área cuyo índice de pobreza supera la media nacional.

brasil manaos cementerio

La OMS alertó que el sistema sanitario peruano podría tener serios problemas para vencer a la pandemia. Además, sector de la población que más está sufriendo es la población nativa.

"Hay mucha gente que si no trabaja, no come, era lógico que esto sucediera en Chile, un país en el cual existe un 30 por ciento de empleo informal, que seguramente ha aumentado drásticamente en el último tiempo, entonces iban a ir apareciendo más problemas sociales", dijo la socióloga y académica de la Universidad de Chile, Emmanuelle Barozet.

A ello se suma "el hacinamiento, hay muchos problemas de acceso a la vivienda, lo que hace más difícil mantener la distancia social para evitar el contagio, por lo que hay una situación de bastante desesperación", declaró la investigadora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) de dicha casa de estudios.

También hay buenas noticias

Mientras que Brasil y Perú baten tristes récords en cuanto a cifras de muertos e infectados por Covid-19, países como Paraguay, Uruguay y Costa Rica destacan por su manejo de la pandemia en la región. De acuerdo con las cifras oficiales, en Costa Rica se registraron 866 casos del coronavirus SARS-CoV-2 y 10 fallecimientos; Uruguay contabiliza 20 muertos de un total de 738 casos positivos, y las autoridades paraguayas informan de 829 contagios y 11 fallecimientos.

Algo que los tres países tienen en común es que sus gobiernos actuaron rápidamente, explica Carin Zissis, de la organización Sociedad de las Américas/ Consejo de las Américas (AS/COA). Costa Rica, por ejemplo, fue el primer país centroamericano en el que se registró un caso positivo de Covid-19 y, a pesar de su fuerte dependencia del sector turístico, a los pocos días cerró sus fronteras y restringió los viajes.

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Uruguay, por su parte, declaró la emergencia sanitaria y cerró las escuelas el mismo día en que se confirmaron los primeros casos. "De los tres países, también es el país con la mayor tasa de pruebas", dijo Zissis citada por Deutsche Welle. Paraguay, por su parte, aplicó las medidas de cuarentena tras confirmarse el segundo caso de contagio. No obstante, puesto que no son los únicos países latinoamericanos que reaccionaron rápidamente a la pandemia, Zissis también destaca factores locales, como el hecho de que los tres países tengan poblaciones relativamente pequeñas.

Guillermo Sequera, director de Vigilancia de Salud de Paraguay, hace un balance positivo de la fase de levantamiento gradual de las medidas de confinamiento. Citando al autor Roa Bastos, que describió a Paraguay como una "isla rodeada de tierra", explicó que se trata de un país "con movimiento y conectividad relativamente bajos a las grandes urbes del mundo. La conectividad global del territorio define la velocidad en la que se instala la epidemia". Sin embargo, la exitosa respuesta gubernamental al coronavirus podría verse afectada por el manejo de la crisis en la región.

En opinión de Sequera, "el problema ahora es Brasil. Argentina creemos que está tomando medidas de protección internas que terminan ayudando a la región y a nuestro país. Lo que ocurra en Brasil definirá el ritmo de la epidemia regional y de todas las medidas no farmacológicas que se están implementando". El lunes, el presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, anunció que, por ser los "focos más vulnerables", las fronteras y las escuelas serán las últimas en abrirse. "No podemos todavía abrir la frontera mientras haya una propagación importante del virus en nuestros países hermanos y vecinos", dijo.

Luis Roberto Escoto, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Paraguay, señala que, en ese sentido, también preocupa la cantidad de ciudadanos paraguayos que quieren regresar al país. "Los esfuerzos están enfocados en organizar estos ingresos de una forma más fluida, ordenada y controlada desde el punto de vista sanitario y social. La cooperación internacional también está apoyando al país para abordar este gran desafío", contó.

Giovanni Escalante Guzmán, representante de la OPS en Uruguay, concuerda en que, a nivel regional, el "principal desafío es la implementación de un adecuado control sanitario y medidas preventivas al ingreso de casos no diagnosticados en la amplia frontera seca que el país tiene con Brasil, particularmente en ciudades binacionales como Rivera-Livramento y Chui".

Según el experto, "el país muestra una evolución epidemiológica que indica que la pandemia de COVID-19 está contenida". Mientras que la tasa de letalidad en América asciende al 6 por ciento, en Uruguay se mantuvo estable en torno al 2,7 por ciento. Entre los principales factores que contribuyeron a contener la propagación en el país sudamericano, Giovanni Escalante menciona "el nivel sostenido de inversión pública en salud por más de 15 años" y destaca el "civismo de la población que acató y cumplió con las medidas sin necesidad de hacerlas obligatorias".

DS / Con información de AFP, Xinhua y Deutsche Welle