Pese a las advertencias de Estados Unidos y a la tensión que se respira en el Golfo Pérsico, Irán insistió ayer en realizar pruebas con misiles de larga distancia, que tienen la capacidad de alcanzar territorio israelí.
Los misiles pusieron nervioso al ministro de Defensa israelí Ehud Barak, que salió a afirmar que “Israel es el país más fuerte de la región” y que “no tendrán miedo de actuar si sus intereses vitales corren peligro”.
Lo de Barak no es nada más que paranoia. En varias oportunidades, el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad llamó a “hacer desaparecer al estado de Israel” y se comprometió a llevar adelante la batalla de forma personal. El enfrentamiento entre Israel e Irán ya lleva varias décadas.
De todas maneras, los ensayos de ayer demostraron que, por el momento, el arsenal de Teherán está limitado a armas con un alcance de 2000 kilómetros como máximo, lo que hace innecesario el escudo anti-misiles que quiere construir Estados Unidos, y al que Rusia se opone con vehemencia.
"Los ensayos en Irán confirman que Irán tiene misiles de un alcance de 2.000 kilómetros y confirman (...) que, teniendo en cuenta esos parámetros, no hace falta un escudo de defensa antimisiles para vigilar o responder a tales amenazas", dijo el canciller ruso Sergio Lavrov.
Pese a que en un principio se creyó que el ensayo de ayer había sido un éxito rotundo, luego se demostró que la foto de la prueba había sido trucada por Teherán y que uno de los cuatro misiles en realidad había fallado.
La creciente tensión en Medio Oriente provocó un aumento casi inmediato en el precio del petróleo, que subió cinco dólares en pocos minutos. Un conflicto en la región afectaría el estrecho de Ormuz por donde pasa el 40% del petróleo mundial.
“El mensaje para Irán es que defenderemos los intereses norteamericanos y los de nuestros aliados”, advirtió Condoleezza Rice.