El presidente de Brasil, Michel Temer, pidió ayer al Tribunal Supremo Federal la suspensión de la investigación abierta en su contra por los supuestos delitos de corrupción pasiva, asociación ilícita y obstrucción de la Justicia, al tiempo que arremetió contra el empresario delator, Joesley Batista, y reafirmó que continuará en el poder. En su segundo mensaje público desde que estalló la crisis, cuestionó la validez de las grabaciones realizadas por uno de los dueños de la empresa JBS, en las que, según la Fiscalía, Temer avalaba la compra del silencio de un poderoso diputado preso por corrupción.
El contraataque retórico del presidente buscó enmarañar la investigación judicial, que pone contra las cuerdas a su frágil gobierno. Así, el jefe de Estado gana tiempo y envía señales de resistencia a sus aliados, preocupados por el impacto de la crisis en la opinión pública. “Las acusaciones se basan en una grabación clandestina manipulada y adulterada con objetivos claramente subterráneos”, afirmó el mandatario conservador, citando un artículo de Folha de São Paulo, que sostuvo que el audio tiene al menos cincuenta cortes de edición. “Batista cometió el crimen perfecto. Engañó a los brasileños y ahora vive en los Estados Unidos. Quiero que observen todos las incoherencias entre el audio y su declaración ante la Justicia. Eso compromete todo el proceso”, afirmó en una conferencia de prensa en la que intentó desacreditar al empresario que lo traicionó.
El mandatario, en el poder desde hace poco más de un año, dijo que Batista especuló con esa grabación, ya que habría comprado una gran cantidad de dólares la víspera del escándalo, consciente de la fuerte depreciación que sufriría el real. “Está libre y suelto, paseando por Nueva York, y Brasil, que ya había salido de la más grave crisis económica de su historia, vive ahora días de incertidumbre”, aseveró. “Obtuvo millones y millones de dólares en menos de 24 horas, al vender sus acciones antes de que cayeran en la Bolsa y comprar 1.000 millones de dólares antes de que el real se desplomase”, agregó, al tiempo que sostuvo que “hubo una gran planificación” y que los movimientos financieros de Batista están bajo estudio de la Comisión de Valores.
Excusas. Temer insistió en que no cometió ningún delito, que “nunca compró el silencio de nadie” y que no obstruyó a la Justicia, como denunció el fiscal general Rodrigo Janot. “Estamos pidiendo en el Supremo la suspensión de la investigación hasta que sea verificada la autenticidad de la grabación clandestina”, recalcó el jefe de Estado.
Además, argumentó que escuchar los actos ilícitos relatados por Batista no suponía un “delito”, al tiempo que explicó que por ese entonces pensaba que las declaraciones eran “exageraciones” de un “fanfarrón”. Más allá de esa justificación, no denunció a la Justicia los delitos que el empresario le habría confiado.
Resistiré. Temer insistió en la tesis sobre un complot para acabar con su gobierno, que impulsa reformas de austeridad para enfrentar la peor recesión de la historia del país. Según él, su gestión “incomoda mucho” porque no fue permisiva con “oportunistas” que querían enriquecerse ilícitamente. Esa supuesta tensión con el empresariado no se notó en la reunión con Batista, al que recibió en la residencia de Jaburu el 7 de marzo por la noche.
“Temer va a la guerra”, tituló la revista de izquierda Carta Capital, al informar que el presidente instruyó a las Fuerzas Armadas para sofocar las manifestaciones callejeras en su contra, que se reeditarán hoy en todo el país. En un encuentro en el Palacio del Planalto, los jefes del Ejército, de la Marina y la Aeronáutica le reafirmaron su obediencia a la Constitución.
Justicia. Janot solicitó al juez Edson Fachin, del Supremo Tribunal Federal (STF), que sólo el delegado Josélio Azevedo de Sousa tenga acceso al expediente abierto a Temer, al senador Aécio Neves y a Rodrigo Rocha Loures, mano derecha del primer mandatario. En su pedido, alegó la “sensibilidad” del caso, el riesgo de que haya una filtración de información sensible y una eventual influencia política en la investigación. El procurador recordó que Temer y Neves buscaron obstruir el avance del Lava Jato y que podrían hacer lo mismo en la delación de JBS.
Cunha negó vender su silencio
El tercero en discordia rompió ayer el silencio. El ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, negó que hayan comprado su silencio, en una carta manuscrita divulgada por su abogado. “Estoy ejerciendo mi derecho de defensa, no estoy en silencio y tampoco lo estaré”, escribió. El dirigente del PMDB, condenado a 15 años de prisión en la causa del Lava Jato, había sido mencionado por Batista en los audios con Temer, en los que insinuaba que le pagaba coimas mensuales para que no hablara. “Tiene que mantener eso ¿vio?”, le contestó el presidente en la grabación que está en manos de la Justicia. “Son falsas las declaraciones atribuidas a Joesley Batista”, afirmó. Además, defendió al presidente: “Jamás le pedí algo a Michel Temer y también jamás recibí pedidos de él para guardar silencio”.