Con cada minuto que pasa, el pueblo japonés se sigue organizando. Ahora tras el alerta que llegó a la capital, Tokio, por un posible apagón, los habitantes y las autoridades comenzaron a hacer un uso racional de la electricidad para evitar un posible apagón en toda la ciudad. Los trabajos continuarán el viernes para restablecer en forma parcial la alimentación eléctrica de la central nuclear de Fukushima-1, con el objetivo de volver a poner en servicio las estaciones de bombeo de agua, según la agencia de prensa Kyodo.
Los equipos técnicos de la compañía que administra la central, Tokyo Electric Power (TEPCO), trabajaron buena parte de la jornada del jueves para reactivar las estaciones de bombeo que abastecen de agua al sistema de enfriamiento de los reactores y llenan las piscinas de almacenamiento de combustible usado. TEPCO no pudo concluir esta operación el jueves, como se esperaba inicialmente, por lo que continuará los trabajos el viernes.
El sismo de magnitud 9 y el tsunami del 11 de marzo habían provocado un problema en los motores que permiten funcionar a esas estaciones de bombeo. A la espera de que se refaccionen los sistemas de bombeo de agua del mar, se han desplegado diversos medios para llenar las piscinas de enfriamiento de las barras de combustible usadas.
Se recupera. El Fondo Monetario Internacional destacó que Japón tiene los medios financieros para recuperarse del devastador sismo y tsunami que lo afectó. "La principal prioridad de los dirigentes políticos es responder a las necesidades humanitarias, a las necesidades de infraestructuras y a la reconstrucción, así como resolver el problema nuclear" actual, declaró a los periodistas Caroline Atkinson, directora de relaciones públicas del FMI. "La economía es sólida, la sociedad japonesa es rica y el gobierno dispone de todos los recursos financieros para hacer frente a esas necesidades", agregó la portavoz del Fondo.
Especulan. El gobierno japonés acusó a los especuladores de apostar al alza del yen, que alcanzó récords históricos frente al dólar en detrimento de las empresas exportadoras niponas, ya duramente golpeadas por las consecuencias del sismo y el tsunami. La divisa japonesa alcanzó su máximo histórico frente al dólar desde la Segunda Guerra Mundial, bajo el influjo de la demanda masiva de yenes el miércoles por la noche en Nueva York y el jueves por la mañana en los mercados asiáticos.
El dólar llegó a negociarse a 76,52 yenes, antes de recuperarse ligeramente hasta los 79 yenes a las 07H00 GMT. Hacia las 14H00 GMT se cotizaba a 78,71 yenes. El récord precedente databa de 1995, cuando el dólar había bajado hasta los 79,75 yenes.
Esta fortaleza de la divisa nipona puede parecer paradójica en un país que sale a duras penas de la recesión, devastado por un sismo y un tsunami y sobre el que ronda el espectro de una catástrofe nuclear. Pero los operadores del mercado parecieron apostar por una repatriación masiva de fondos por parte de las aseguradoras japonesas para poder hacer frente a las enormes primas que deberán pagar a los damnificados de los desastres.
El viceministro de Política Económica y Presupuestaria, Kaoru Yosano, aseguró que se trataba de "rumores infundados", dado que las aseguradoras niponas disponen de liquidez suficiente y no tendrán necesidad de desprenderse de ninguno de sus activos en divisas extranjeras. Pero esos argumentos no alcanzaron para disuadir a los operadores de proceder a compras masivas de yenes con la esperanza de revenderlos más caros, dado que si las aseguradoras venden activos en el extranjero y convierten en yenes el dinero obtenido, la divisa nipona se valorará aún más.
Yosano denunció movimientos "extremadamente especulativos" en momentos en que el gobierno trata de tranquilizar las inquietudes de los mercados por la situación de la tercera economía mundial. La búsqueda febril de yenes ocasiona pérdidas cuantiosas a las empresas exportadoras de Japón, dado que obtienen menos yenes al convertir en moneda nacional las sumas facturadas en el extranjero. Para mantener sus márgenes de ganancias deben aumentar sus precios, pero eso reduce la competitividad de sus productos.
Fuente: AFP