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Madrid
Podemos sacó pecho. El partido revelación de España dio ayer una enorme muestra de fuerza al reunir en la Puerta del Sol de Madrid a decenas de miles de seguidores llegados de todo el país, y convencidos de que la agrupación liderada por Pablo Iglesias será capaz de gobernar. En una movilización bautizada como 31-E, el joven e informal Iglesias prometió derrotar en las urnas al gobernante Partido Popular (PP) para construir “un país para la gente”.
El masivo acto no tenía ningún objetivo específico declarado, ni estaba convocado para reclamar algo concreto al gobierno. Podemos simplemente llamó a ciudadanos y simpatizantes a manifestarse para mostrar que “el cambio político es posible, y es ahora”. Hubo inevitables reminiscencias de las protestas de los indignados que comenzaron en mayo de 2011, aunque esta vez hubo un tono mucho más politizado y partidario.
Aunque sigue insistiendo en que Podemos no es “ni de derecha ni de izquierda”, Iglesias intenta mostrar consistencia ideológica y al mismo tiempo convencer a los indecisos de que su formación es una opción real de gobierno. “Hoy, en esta puerta del Sol soñamos un país mejor, pero no la hemos llenado para soñar sino para hacerla realidad en 2015 –bramó el politólogo de 36 años–. Este año comenzamos algo nuevo: vamos a ganar las elecciones al Partido Popular”.
Como quedó claro en su discurso, la estrategia del líder de Podemos es obviar al Partido Obrero Socialista Español (PSOE) y presentarse como el verdadero rival para el centroderecha del jefe del gobierno español, Mariano Rajoy.
Según cálculos del gobierno, el número de manifestantes alcanzó los cien mil. Los organizadores los elevaron a 300 mil, mientras que algunos medios de España hablaron de una cifra de alrededor de 150 mil personas. Ante el auditorio, mayoritariamente joven, Iglesias hizo varias alusiones históricas: dijo que los allí presentes eran los herederos del levantamiento de 1808 contra los franceses, de los que proclamaron la II República en 1931 y de los que se indignaron en 2011. “Hacen falta soñadores que se atrevan a defender a los de abajo y enfrentarse a los de arriba –dijo–. Hacen falta quijotes. Soñamos como Don Quijote pero nos tomamos muy en serio nuestro sueños”.
Iglesias llegó a la movilización envalentonado por el reciente triunfo en Grecia de Syriza, partido de izquierda afín a Podemos e igualmente “antiajuste”. Por allí pasó uno de los ejes del acto. “Los recortes y las políticas de austeridad están dividiendo a nuestro país en dos: los que se beneficiaron y los que están peor que antes”, acusó el líder de Podemos, que se ilusiona –encuestas en mano– con derrotar al PP en las elecciones municipales y autonómicas en mayo y en los comicios generales antes de fin de año. El gobierno español aún debe fijar la fecha para esa cita electoral, hacia la que parte con desventaja.
Reacción del PP y PSOE
Sin mencionar directamente a Podemos, los dos partidos tradicionales de España reaccionaron ayer a la enorme convocatoria del partido de Pablo Iglesias. “No acepto la España negra que pintan”, dijo el jefe del gobierno, Mariano Rajoy (PP). “Son unos tristes que andan diciendo por ahí lo mal que van las cosas”, disparó. Por su parte, el presidente asturiano, Javier Fernández (PSOE), aseguró que el PSOE es “el adversario de todos los partidos”. Así, rechazó la tesis de Podemos acerca de que los socialistas están acabados y no son una opción real contra el PP.