Donald Trump no dejó sus “convicciones” en la puerta de la Casa Blanca. Al contrario, llevó al Salón Oval todas sus promesas, incluso las más polémicas como el muro con México, sus excesos y exabruptos. Ahora, al igual que en la campaña, le declaró la guerra a la prensa, a la que bautizó como “el partido de oposición”, identificando a The New York Times, Washington Post y la cadena CNN como sus enemigos predilectos. A esas empresas y a sus periodistas los llamó ayer “deshonestos”, en un nuevo mensaje incendiario que difundió por su cuenta de Twitter, el canal para comunicarse en forma directa con sus seguidores y con el mundo.
Pese a su retórica racista y despectiva hacia los inmigrantes latinoamericanos, parece haber estudiado cómo decenas de mandatarios de la región batallaron con los medios de comunicación en la última década. Sagaz, identificó a esas empresas como su adversario político, cuestionando artículos de investigación y denuncias en su contra, como la de los abusos sexuales a mujeres que estalló en la campaña pero no le costó la victoria.
Así, Trump y sus colaboradores cuestionaron la cobertura desmoralizante –cualquier similitud con la cadena del desánimo es pura coincidencia– de la primera semana de gobierno, calificaron los artículos críticos como un “relato de la oposición” y alertaron que el cuarto poder no sólo fiscalizará al gobierno, sino que ése será un proceso de “ida y vuelta”, enfatizando que también los medios estarán bajo la lupa de la opinión pública.
Dardos. Trump reprochó ayer a los dos principales diarios del país por “haberse confundido con él desde el principio y no haber cambiado de rumbo, ni hacerlo jamás”. En tres tuits difundidos por la mañana, apuntó contra The New York Times por “haber dicho que perdería las primarias y luego las elecciones generales”. “¡Noticias falsas!”, sentenció. Twitter es uno de los medios favoritos del presidente estadounidense, que cuenta con más de 22,5 millones de seguidores, con los que se comunica en forma directa.
“Creo que los medios son el partido de la oposición en muchos aspectos”, opinó en una entrevista concedida a la cadena cristiana CBN. “No estoy hablando de todo el mundo, sino de una gran parte de los medios”, precisó Trump al añadir que existe “deshonestidad y engaño total”. Quien había lanzado la primera piedra fue su asesor de estrategia, el supremacista blanco Steve Bannon, dueño del portal de noticias de extrema derecha Breitbar News. “La prensa debería callarse la boca”, disparó el polémico funcionario.
Guerra. Durante una visita a la CIA el pasado fin de semana, Trump había aseverado que su gobierno estaba en “guerra” con los periodistas, a los que definió como “las personas más deshonestas de la Tierra”.
Apenas asumió, en la Casa Blanca comenzaron los rumores sobre la nueva relación que tendría el presidente con los periodistas. “No hubo un anuncio sobre cuáles serían las reformas, sino filtraciones confusas: que la sala de prensa sería trasladada fuera de la Casa Blanca, que sería cerrada y reemplazada por posteos en Facebook o chats en vivo o, como publicó el New York Post, que los corresponsales serían sometidos a dopings aleatorios”, escribió el periodista John Herrman en The New York Times.
En su camino a la Casa Blanca, Trump también se burló de un periodista discapacitado, lo que motivó la reacción de Meryl Streep en la última entrega de los Globo de Oro. El republicano también expresó un denigrante comentario sexista contra Megan Kelly, de Fox News. Para Trump, no hay límites en su guerra contra la prensa.
La compra de Time Warner, un arma para presionar
Donald Trump tiene una carta bajo la manga en su pelea con los medios, más precisamente con la cadena televisiva CNN. El Estado aún tiene pendiente la aprobación de la compra de Time Warner, una compañía que incluye esa señal de noticias, adquirida por el grupo estadounidense de telecomunicaciones AT&T en octubre de 2016.
La operación se concretó tras el desembolso de 85.400 millones de dólares. En un comunicado, AT&T anunció que aún falta la aprobación por parte de sus accionistas y por la Comisión Federal de Comunicaciones. Una semana antes de su asunción, Trump recibió en su torre en Nueva York al CEO de AT&T, Randall Stephenson, buscando bajar la tensión con la CNN y prometiendo crear puestos de trabajo durante su mandato. La gestión, sin embargo, no deja de ser complicada: CNN difundió el dossier de inteligencia que sostenía que el Kremlin contaba con información comprometedora del republicano, con la que podría chantajearlo.
En su guerra contra los medios, Trump cuenta con munición gruesa.