Finalmente, llegó el Día D. El outsider multimillonario Donald Trump juró ayer como 45º presidente de Estados Unidos y anunció que blindará las fronteras del país a los inmigrantes y lo protegerá de “los estragos” provocados por el libre comercio. Con un discurso crítico y sombrío sobre la coyuntura política de su país, el republicano proclamó que ya no habrá espacio para los “charlatanes”, en una ácida crítica a la elite política de Washington, y prometió que privilegiará los intereses de los norteamericanos.
Sus primeras palabras como presidente fueron pronunciadas frente al Capitolio, con el mandatario saliente Barack Obama y Hillary Clinton escuchando en primera fila. Y fueron una réplica de su retórica de campaña. “Estamos transfiriendo el poder de Washington DC y devolviéndolo a ustedes, la gente”, dijo el dirigente de 70 años, que fijó como prioridad “erradicar el terrorismo islámico radical”.
Chauvinista, el magnate lamentó que Estados Unidos “enriquezca a industrias extranjeras” y “subsidie ejércitos extranjeros”, sin mencionar a qué naciones aliadas se refería. “Hemos defendido las fronteras de otros países mientras nos hemos negado a defender las nuestras. Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países que fabrican nuestros productos, roban a nuestras empresas y destruyen nuestros empleos”, sostuvo, al cortejar a la clase trabajadora blanca que lo llevó a la Casa Blanca.
Su discurso no fue sorpresivo. Su victoria se basó en el apoyo de un amplio sector de la sociedad que desconfía de los políticos tradicionales y siente que la globalización la perjudicó.
Políticas. En un documento divulgado por la página web de la Casa Blanca, el presidente Trump anunció que se retirará de la Alianza Transpacífica (TPP, por sus siglas en inglés, integrada por 12 países como Chile, México y Perú, que cubren el 40% de la economía mundial), que fue firmada en febrero pero aún no ha sido ratificada.
También amenazó con abandonar el acuerdo de libre comercio con México y Canadá (Tlcan). “Si nuestros socios se rehúsan a una renegociación que ofrezca a los estadounidenses un trato justo, entonces el Presidente comunicará la decisión de Estados Unidos de retirarse del Tlcan”, sostiene.
Sin ambages, Trump anunció que cerrará las fronteras e impulsará el proteccionismo. “A partir de este día, una nueva visión gobernará nuestro país. Cada decisión sobre comercio, impuestos, inmigración, política exterior se hará para beneficiar a los trabajadores estadounidenses, a las familias estadounidenses. Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países. La protección llevará a una gran prosperidad y fuerza”, aseveró el líder republicano.
Trump quiere deportar a entre dos y tres millones de inmigrantes sin papeles y construir un muro en los 3.200 kilómetros de frontera con México, que, según él, debería ser pagado por el gobierno de aquel país. En otro tramo de su discurso, se refirió a su lema de campaña “Primero América”, que lo llevó al poder. “Seguiremos dos reglas simples: compra productos estadounidenses y contrata estadounidenses”, agregó.
Pesimismo. A diferencia del discurso inaugural de Obama, que giró en torno al concepto de “esperanza”, el flamante presidente pintó un escenario sombrío de los Estados Unidos. “Para muchos de nuestros ciudadanos –afirmó– la realidad es muy diferente: madres y niños atrapados en la pobreza; fábricas oxidadas dispersas como lápidas en el paisaje de nuestra nación; un sistema educativo que deja a nuestros jóvenes y hermosos estudiantes privados de conocimiento; crimen y drogas que se cobraron demasiadas vidas y le robaron a nuestro país demasiado potencial. Esta carnicería americana se detiene aquí mismo”.
El periodista Andrew Rosenthal criticó en The New York Times el concepto esgrimido por Trump y lo comparó con algunos de sus antecesores. “George Washington nos legó las ambiciones de una transición democrática y pacífica. Abraham Lincoln apeló a lo mejor de nuestra idiosincrasia y a la solidaridad en plena Guerra Civil. Franklin Roosevelt nos dio la fuerza para no temer. John Kennedy nos inspiró para servir a nuestra nación. Y Barack Obama habló acerca de la esperanza que él representaba. Donald Trump nos transmitió la ‘carnicería americana’”, disparó en una columna de opinión.
Desfile. Tras su discurso en el Capitolio, el presidente se trasladó a la Casa Blanca, donde asumió formalmente sus funciones. En el trayecto, descendió brevemente de la limusina blindada para caminar y saludar a la multitud que se agolpaba en las calles de la capital.
Poco después del inicio del desfile, la caravana pasó frente a un grupo de manifestantes que abucheó al nuevo jefe de Estado. La caravana también pasó por delante del Hotel Trump, inaugurado en septiembre pasado y que ya se transformó en eje de una polémica por un presunto conflicto de interés.
Nacido en Nueva York, es el cuarto de cinco hijos de un promotor inmobiliario. Tras estudiar negocios, se unió a la empresa familiar, que dirigiría a partir de 1971. Su padre lo ayudó con lo que Trump denominó “un pequeño préstamo de un millón de dólares”, con el que erigió un imperio y popularizó su “marca comercial”. En su círculo familiar, la única que se mantiene al margen de los negocios es su esposa Melania; Eric y Donald Jr. heredarán la administración del imperio familiar. Su hija Ivanka, en tanto, se instalará en Washington, donde su esposo, el también magnate inmobiliario Jared Kushner, será asesor en la Casa Blanca.