Alexis Tsipras apostó a todo o nada. Con el giro al centro, la renuncia de los ministros del ala izquierda de Syriza y la jura ayer de un nuevo gabinete, remodelado a su medida, el primer ministro de Grecia busca más estabilidad y uniformidad en su Ejecutivo, al tiempo que apuesta por encolumnar detrás de él a la oposición europeísta para aprobar las reformas que aún demanda la Unión Europea (UE). La táctica es arriesgada y podría precipitar su salida del poder, teniendo en cuenta que el No se impuso hace dos semanas con el 61%. Sin embargo, un sondeo publicado ayer por el diario Efimerida Ton Syntakton indicó que Syriza, bajo su liderazgo, cosecharía el 42,5% de los votos y obtendría una mayoría absoluta si las elecciones fuesen hoy.
Su ascendencia aún es fuerte y no hay un dirigente con más consenso dentro de la izquierda. Por otro lado, la oposición está fragmentada, sin una figura que la encolumne detrás de una única candidatura. Según la misma encuesta, los democristianos de Nueva Democracia tendrían el 21,5% de las preferencias, los centristas de To Potami el 8% y los neonazis de Amanecer Dorado serían la cuarta fuerza, con el 6,5%.
Consciente de la necesidad de reformar su gobierno, Tsipras asistió ayer a la jura de sus diez nuevos ministros y viceministros. Panos Skurletis sustituyó en la cartera de Energía a Panayotis Lafazanis, representante de la Plataforma de Izquierda, la corriente más radical dentro de Syriza. En una entrevista publicada ayer en el diario Agorá, Lafazanis afirmó que “la izquierda perdió su credibilidad y se arriesga a perder su propia alma”. Otro que dio un paso al costado fue el argentino Kostas Isijos, que dejó el viceministerio de Defensa, al votar contra el ajuste propuesto por la troika.
Dentro de Syriza, el horno no está para bollos. “Tsipras nos ha engañado”, le dijo un directivo del Comité Central del partido al portal de noticias español Contexto. El voto en contra del acuerdo de 39 parlamentarios de su bancada partió las aguas. O se está con Tsipras o contra él. No hay término medio. El ex ministro de Finanzas Yannis Varoufakis lidera el ala rebelde, que también cuenta en sus filas con la presidenta del Parlamento, Zoe Konstantopoulou, número tres en la línea de sucesión.
“Con la popularidad que tiene, Tsipras tiene la legitimidad para implementar las reformas y también la necesidad de probar que su giro fue justificado. Estará bajo continuo fuego de sus camaradas más revolucionarios de Syriza. Si evita la arrogancia del poder y si busca la unidad y no la división, estará en posición de servir bien a su país”, opinó el director del diario Kathimerini, Nikos Konstandaras.
Ante la debilidad de su coalición, Tsipras evalúa convocar a elecciones anticipadas. El ministro del Interior, Nikos Vutsis, insinuó que podrían tener lugar en septiembre u octubre. Por el momento, los comicios deberán esperar hasta cerrar el acuerdo definitivo por el tercer rescate, que implicará préstamos de 86 mil millones de euros. Así, el premier gobernará en minoría, amparado en el voto afirmativo de la oposición europeísta.
Bancos. Grecia reabrirá mañana sus bancos y relajará los retiros de efectivo y las compras con tarjetas de crédito. A partir del lunes, los griegos podrán extraer de una sola vez hasta 420 euros por semana, es decir, el acumulativo en ese período de los 60 euros diarios. Además, podrán utilizar nuevamente sus tarjetas de crédito en el extranjero y realizar transferencias de hasta 5 mil euros por trimestre para los jóvenes que estudian fuera del país. En el resto de los casos, el corralito seguirá funcionando.
“Ya no come”, dice su mamá
Preocupada por su salud, Aristi Tsipras, madre del primer ministro griego, afirmó ayer que su hijo “ya no come ni duerme”. En una entrevista publicada por la revista Parapolitika, la mujer de 73 años contó que “apenas ve” al líder de Syriza.
Alexis Tsipras, de 40 años, intenta evitar la salida de su país del euro, al tiempo que busca hacer frente a las demandas de los acreedores de la troika. “Ultimamente Alexis no come ni duerme, pero no tiene otra opción, tiene una deuda con el pueblo, que le ha dado su confianza”, sostiene Aristi.
“Apenas lo veo. Va del aeropuerto al Parlamento. No tiene tiempo ni para ver a sus propios hijos, ¿como va a verme a mí?”, se pregunta la madre del jefe de gobierno griego.
“Cuando hablamos, le digo que haga todo lo posible por el país y que se preste atención a sí mismo. El me dice que no me preocupe, que todo saldrá bien”, agregó angustiada.