Tras el paso al costado del ex alcalde de Londres, Boris Johnson, se reavivó la carrera para suceder al primer ministro David Cameron, con denuncias de traición y puñaladas por la espalda de los principales líderes conservadores. En carrera hay tres candidatos para capitanear la transición al Brexit: la ministra de Interior, Theresa May; el responsable de Justicia, Michael Gove; y el parlamentario Stephen Crabb.
La única mujer en carrera es comparada por la prensa británica con Margaret Thatcher. Quería que el país siguiera en la Unión Europea (UE), pero mantuvo un bajo perfil durante la campaña, por lo que no se presentó como la dirigente que puede tender puentes con los partidarios del Brexit y garantizar el consenso en las filas tories.
De 59 años, es hija de un clérigo anglicano y está casada con el banquero Philip John May, con quien no tienen hijos. En los últimos años encarnó la línea dura contra la inmigración dentro del gobierno de Cameron. “Tras el referéndum de la semana pasada, nuestro país necesita un liderazgo fuerte que nos conduzca en este período de incertidumbre económica y política y que negocie los mejores términos posibles cuando nos marchemos de la UE”, declaró May.
¿Traidor? Gove, por su parte, fue aliado del carismático Johnson en la victoriosa campaña del Leave, pero lo “madrugó” al candidatearse primero que su amigo a la oficina de primer ministro. Compañeros en la Universidad de Oxford, se conocen hace treinta años. De manera inesperada y pocas horas antes de cerrarse el plazo para presentar las candidaturas al liderazgo conservador, el ministro de Justicia le ganó de mano a Johnson, al postularse y criticar la habilidad de su aliado para asumir el poder en momentos críticos para el Reino Unido.
Tras la autoexclusión del ex alcalde de Londres, quedó como el candidato preferido de los conservadores euroescépticos. Intelectual y neoconservador, Gove, de 48 años, nació y se crió en Escocia. Muy respetado entre quienes le rodean, nunca despertó pasiones entre el electorado, lo que le podría jugar en contra a la hora de postularse para Downing Street.
El tercer candidato en discordia es Stephen Crabb, secretario de Estado de Empleo y Pensiones. Aunque apoyó la campaña para seguir en la UE, anunció ahora que quiere liderar la salida del bloque comunitario. En un partido acusado a menudo de elitismo, este político galés de 43 años es hijo de una madre soltera y creció en un hogar humilde, lo que lo acerca al votante promedio.
Como en House of Cards, la miniserie británica en la que el maquiavélico político “tory” Francis Urquhart –que también tiene una versión estadounidense– traiciona a su primer ministro, la batalla de los conservadores, marcada por alianzas e intrigas, definirá quién será el premier que negociará el “divorcio” con Bruselas.
Durante la agresiva campaña, Gove aseguró que no tenía ambición de llegar a primer ministro ni tampoco el carisma ni la habilidad para serlo. Al parecer, se trató de una estrategia para que Johnson pagara el costo político por liderar el Brexit. Una vez alcanzada la victoria, se desembarazó de él. Sólo el tiempo dirá si esa estrategia surtió efecto para suceder a Cameron.