afp/ap/ansa desde El Vaticano
En un nuevo esfuerzo por limpiar la Iglesia, el papa Francisco designó ayer a los miembros de la comisión vaticana antipedofilia, entre los que se destacan el jesuita argentino Humberto Miguel Yáñez Molina y la irlandesa Marie Collins, víctima de abusos sexuales. Así, Jorge Bergoglio dio un nuevo paso para investigar los crímenes dentro de la jerarquía eclesiástica y aplicar la tolerancia cero, inaugurada por su antecesor, Benedicto XVI.
El teólogo argentino que asistirá a Francisco es mendocino y director de Teología Moral de la Universidad Gregoriana, la principal universidad de los jesuitas, con sede en Roma. Además, Yáñez es amigo personal del Sumo Pontífice. Por su parte, Collins, actualmente de 66 años, denunció recientemente los abusos que sufrió cuando tenía 13 años por parte de un sacerdote.
Entre los ocho convocados a integrar la Comisión para la Protección de los Niños, hay cuatro hombres y cuatro mujeres. Uno de los nombres con peso propio es el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston y papable en el Cónclave que designó a Jorge Bergoglio. El norteamericano combatió los abusos infantiles en su diócesis, jaqueada por denuncias y escándalos sexuales.
Otros miembros de este “grupo inicial” de la Comisión, destinada a ampliarse, son la francesa Catherine Bonnet, estudiosa de psicología y psiquiatría; la inglesa Sheila Hollins, docente de psiquiatría; el jurista italiano Claudio Papale; la ex primera ministra y embajadora polaca Hanna Suchocka; y el jesuita alemán Hans Zollner.
“La tarea principal de estas personas será la de preparar los estatutos de la Comisión, los cuales definirán las competencias y las funciones”, aseguró la oficina de prensa del Vaticano a través de un comunicado. “La misma Comisión será posteriormente integrada por otros miembros, elegidos en las diversas regiones del mundo”, prosiguió el texto.
En tanto, Francisco lanzó ayer un fuerte mensaje a la prensa, a la que le pidió abocarse a “temas importantes para la vida de las personas”, al tiempo que recalcó que la desinformación es peor que la calumnia y la difamación. El Sumo Pontífice recomendó al Consorcio de Radios y Televisiones libres locales italianas (Corallo) que los temas importantes no se traten “de manera sensacionalista, sino responsable, con una sincera pasión por el bien común y por la verdad”.
Según Bergoglio, “a menudo en las grandes emisoras estos temas son tratados sin el debido respeto por las personas y por los valores”. “Es esencial que en sus transmisiones se perciba este respeto, que las historias humanas no sean manipuladas”, agregó Francisco. Para el Pontífice, la calumnia y la difamación “son graves, pero no tan peligrosas” como la desinformación. “La difamación es un pecado mortal. Pero la desinformación es decir la mitad de las cosas”, dijo Bergoglio.