INTERNACIONAL

Una Cuba amarilla pide la libertad de agentes presos en EE.UU.

La isla reclamó por cuatro reclusos. La promesa de la hija de Raúl Castro. Galería de fotos

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| AFP.

En un mensaje directo a los estadounidenses, Cuba se llenó este jueves de lazos amarillos para exigir la liberación de sus cuatro agentes presos desde hace 15 años por espionaje en Estados Unidos, apelando a una centenaria tradición norteamericana.

"Este es un mensaje de todo el pueblo de Cuba para visibilizar aún más la campaña por la libertad de los héroes cubanos", declaró a la agencia francesa AFP Mariela Castro, hija del presidente Raúl Castro, durante una colorida y ruidosa conga musical en la Tribuna Antiimperialista, un anfiteatro situado frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana.

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"Este lazo amarillo les dice a ellos (los cuatro agentes) ustedes volverán porque no vamos a parar en el mundo de luchar por el regreso", agregó.

La campaña fue convocada el 3 de septiembre por René González, el quinto agente del grupo detenido en Estados Unidos el 12 de septiembre de 1998, quien regresó a Cuba hace cinco meses tras cumplir su sentencia de cárcel y renunciar a la ciudadanía estadounidense.

"Esta cruzada es acerca de cuatro hombres justos que están presos en Estados Unidos por defender la vida humana", dijo González durante la conga realizada frente a la legación estadounidense.

Esta iniciativa busca impulsar la campaña internacional por la liberación de los agentes Gerardo Hernández, condenado a dos cadenas perpetuas más 15 años; Antonio Guerrero (21 años y 10 meses), Fernando González (17 años y nueve meses) y Ramón Labañino (30 años).

Cuba reconoce que estos cinco "luchadores antiterroristas" son sus agentes, pero afirma que no espiaban a Estados Unidos, sino a grupos anticastristas en Miami que organizan acciones violentas contra la isla.

Lazos en edificios públicos. Lazos amarillos fueron colocados en la verja de la Cancillería, en escuelas, empresas, edificios, casas, postes de electricidad y hasta en algunos vehículos. Una cinta gigantesca lucía el faro del Morro de La Habana, una fortaleza colonial a orillas de mar.

Actos de homenaje a los agentes, que Cuba ha sugerido canjear por el contratista estadounidense Alan Gross, condenado a 15 años en al isla por delitos contra la seguridad del Estado, fueron realizados en todas las escuelas de la isla.

"Es que mientras más pedimos que los liberen, más presos los tienen", se quejó Rachel Espinosa, de 9 años, alumna del cuarto grado en la escuela Juan Triana del barrio de El Vedado, de cuya fachada colgaba un cartel negro con grandes letras amarillas: "Lazos amarillos contra 15 años de injusticia".

La campaña tuvo amplia difusión en los medios de la isla, todos bajo estricto control del Estado, en especial en un video en el que Silvio Rodríguez y otros artistas cantan en inglés "Tie a yellow Ribbon round the ole oak tree", mientras familiares de los agentes colocan una cinta en un árbol.

La cruzada estuvo precedida por una velada musical la noche del miércoles en el teatro Karl Marx, el mayor de Cuba, a la que asistió Raúl Castro, y será sellada la noche de este jueves con un concierto al aire libre en la Tribuna Antiimperialista.

González explicó que la cinta amarilla "se ha convertido en un símbolo para el norteamericano que espera a alguien en una misión en el exterior, que espera a un soldado, que espera a un ser querido y ese es el mensaje que queremos que ustedes le hagan llegar al pueblo norteamericano".

La tradición surgió en Estados Unidos durante la Guerra de Secesión (1861-1865), cuando algunas mujeres se recogían el cabello con una cinta amarilla para indicar que un ser querido era combatiente, según González.

"La canción es una hermosa historia de un preso que está al salir de la cárcel y que lo único que le pide a su prometida es que si aún lo ama, ponga una cinta amarilla en un árbol", contó González en alusión a "Tie a yellow ribbon round the ole oak tree" ("Ata una cinta amarilla al viejo roble"), tema popularizado por el cantante estadounidense de origen puertorriqueño Tony Orlando a comienzos de los años '70.

La respuesta de los cubanos fue masiva: miles de personas de todas las edades salieron a la calle vestidos de amarillo, o portando cintas, lazos y pulseras de ese color.