Una enorme tormenta de arena roja procedente del desierto ocasionó graves daños a los habitantes de Sidney, la mayor ciudad australiana. El país está luchando para contrarrestar las consecuencias de un período caluroso y seco, además de abatir infinidades incendios en el noreste.
A raíz de la tormenta, vehículos y edificios fueron cubiertos de una capa de arena y polvo rojo. El viento provocó atrasos en los aeropuertos, y el servicio de ferries del puerto de la ciudad fue suspendido.
Bajo un cielo colorado, los habitantes debieron cubrirse el rostro con máscaras para protegerse, y las autoridades aconsejaron que los niños y los ancianos permanecieran en sus casas. Según indicó la policía, la visibilidad no sobrepasaba dos o tres metros en ciertos lugares.
En el estado de Nueva Gales del Sur, del que Sidney es la capital, cayeron granizos del tamaño de "pelotas de cricket". Más al norte, en el estado de Queensland se registran incendios forestales como consecuencia de un largo período de sequía. Y en el estado de Victoria, donde el martes se registraron dos sismos leves, se encuentra en estado de alerta por posibles inundaciones.
Fuente: AFP