Sin mucho disimulo, el gobierno de Uruguay ya festeja el inminente cambio de mando presidencial en la Argentina. Funcionarios de primera línea del gabinete del presidente Tabaré Vázquez han expresado públicamente su satisfacción por lo que ven como el inicio de un “cambio” positivo que, según sus previsiones, se concretará gane quien gane la segunda vuelta electoral que se disputa hoy.
Las expectativas del Ejecutivo uruguayo se deben a un motivo concreto: el gobierno del país vecino cree que, tras la salida de Cristina Kirchner, la Argentina flexibilizará su posición frente al reclamo uruguayo para que los miembros del Mercosur permitan la firma unilateral de tratados de libre comercio (TLC) con terceros países no pertenecientes al bloque sudamericano.
Aunque Uruguay prefiere que eventuales acuerdos de ese tipo se trabajen en el marco multilateral del Mercosur, el gobierno de Vázquez adelantó días atrás que, en caso de que los demás socios no estén interesados, solicitará permiso para negociar por su propia cuenta. El Ejecutivo uruguayo cree que tanto Daniel Scioli como Mauricio Macri serían más receptivos que CFK frente a ese planteo.
“Podría ser que en los próximos tiempos percibiéramos cambios en la actitud de Argentina, que ha sido, vamos a decirlo con toda sinceridad, el obstáculo más importante que ha tenido el Mercosur hasta ahora por su enfoque de política económica, para ir más allá de las fronteras en la región en la búsqueda de acuerdos de integración”, dijo la semana pasada el ministro uruguayo de Economía, Danilo Astori. En la misma línea se había pronunciado el canciller Rodolfo Nin Novoa: “Va a haber un cambio de gobierno en Argentina. Con ambos candidatos tenemos buenas relaciones y creo que ambos tienen una manera de mirar el mundo y la región un tanto diferente que las autoridades actuales”.
Consultado por PERFIL, Nin Novoa afirmó que su gobierno no tiene “ninguna preferencia” por Scioli o Macri –pese a la buena relación personal entre Vázquez y el candidato K– y explicó que el interés uruguayo está puesto en “la necesidad creciente de trabajar en una línea de acción tendiente a explorar acuerdos comerciales extra Mercosur, porque si no, nos vamos a quedar afuera de todos sus beneficios”.
Un ojo en el Pacífico. En una reciente gira por Japón, Vázquez se mostró interesado en negociar un TLC con ese país asiático. Un sector del gobierno uruguayo también ve con buenos ojos el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) firmado en octubre por los países de la cuenca del Pacífico para eliminar la mayoría de aranceles y barreras comerciales y de inversión.
Una de las primeras propuestas de Vázquez al asumir había sido la firma del postergado TLC entre la Unión Europea y el Mercosur “a dos velocidades”, es decir, que en 2016 firmaran los socios dispuestos y que la Argentina se sumara más tarde. Sin embargo, esa alternativa quedó desdibujada por la pasividad de Brasil y el creciente desinterés europeo por el acuerdo. Eso explica, en parte, el actual vuelco uruguayo hacia el Pacífico.
Astori y Nin Novoa insisten en que la concreción de TLC por fuera del Mercosur permitiría a Uruguay reducir las asimetrías que sufre frente a la Argentina y Brasil. Sin embargo, el ala izquierda del Frente Amplio critica a ambos funcionarios porque considera que esa postura se aparta del programa original del gobierno y de su vocación por la integración regional.