INTERNACIONAL
Mercosur

Venezuela: víctimas y victimarios

La "cesación" del gigante petrolero en el bloque regional abre interrogantes sobre la situación del subcontinente.

Marcha opositora en Venezuela.
| AFP
Moverse en el plano de la auto justificación sin duda constituye una opción para eludir resultados esperados por quienes sistemáticamente han advertido acerca de la necesidad de cumplimentar requisitos a la hora de manifestar con fehaciencia la voluntad de pertenecer al bloque regional Mercosur.

El pasado 2 de diciembre los Cancilleres de Argentina, Susana Malcorra; Brasil, José Serra; Paraguay, Eladio Loizaga y Uruguay, Rodolfo Nin Novoa notificaron a Venezuela el cese del ejercicio de los derechos inherentes a la condición de Estado Parte del Mercosur.

La “Declaración Conjunta Relativa al Funcionamiento del Mercosur y al Protocolo de Adhesión de la República Bolivariana de Venezuela”, adoptada el 13 de septiembre de 2016 fijó como plazo para el cumplimiento de las obligaciones asumidas por Venezuela el 1 de diciembre de 2016. El incumplimiento traería aparejado el cese del ejercicio de los derechos inherentes a la condición de Estado Parte.

Caracas aduce haber incorporado un gran porcentual de normas del bloque a su normativa interna. En palabras del Presidente Nicolás Maduro: “Venezuela ha cumplido el 95 % de la normativa del Mercosur”. Por su parte la Ministra del Poder Popular para las Relaciones Exteriores, Delcy Rodríguez Gómez sostuvo que “Venezuela seguirá ejerciendo la presidencia legítima y participará con derecho a voz y voto en todas las reuniones como Estado Parte”.

La cuenta regresiva al 1 de enero indica que Argentina asumirá la presidencia rotativa del Mercosur con una nota de color: la tradicional cumbre presidencial no se llevará a cabo. Claro que Venezuela no estará presente. Para no agitar las aguas más de lo necesario Malcorra aclaró: “Lo de Venezuela no es una suspensión. Es una cesación de su participación en el Mercosur por no haber adoptado las normas del Mercosur cuatro años después de iniciado su proceso de adhesión al bloque”.

Si bien tanto Argentina como Brasil hicieron explícito su deseo de un pronto reingreso de Venezuela al Mercosur, los surcos están divididos. Desde hace ya un tiempo que Uruguay no resulta claro a la hora de plasmar postura junto al resto del bloque. El Frente Amplio dio a conocer su oposición a la exclusión de Venezuela del Mercosur y acusó a Brasil, Argentina y Paraguay de “utilizar las afinidades ideológicas para afectar la integración regional”. A las profundas críticas se suma Bolivia. En palabras del presidente Evo Morales: “Lamentamos que Venezuela sea excluida de un proyecto de integración de la Patria Grande, por el sueño que peleó el Libertador Simón Bolívar”.

El coloso petrolero se aferra a un plan idílico de “cumplimiento de normas” horadando la Cláusula Democrática establecida en el Protocolo de Ushuaia (1998) a través de la cual se estipula la exclusión del bloque de todo país que quiebre el orden democrático más allá de la aplicación de sanciones comerciales o cierre de fronteras. La cancillería venezolana afirma que se han incorporado 296 normas de Mercosur por año, muy por encima del panorama del resto de los países del bloque: Argentina, 41; Brasil, 45 y Paraguay, 34.

¿Qué película están viendo en Venezuela? ¿De qué mecanismo de integración habla Caracas frente a detenciones ilegales, suma del poder público, derechos civiles y políticos coartados, persecuciones, ausencia de libertad de prensa? Utilizar a Simón Bolívar para abrazar ideales que se quiebran permanentemente es simplemente un golpe bajo que burla a la propia ciudadanía, menoscabándola frente a la incompetencia de la clase dirigente.

Quizás el interrogante de Dante Alighieri se aplique aquí: “Porque en toda acción, lo que intenta principalmente el agente, ya sea por necesidad natural o por libre voluntad, es explicar su propia imagen”.

¿Cuál es el leitmotiv que mueve el accionar de Maduro? ¿Necesidad o libre voluntad? Mientras Maduro tildó al presidente brasileño Michel Temer, de “sicario” y autor de “crimen social por quitarle al pueblo los derechos al empleo, a la salud pública y a la educación”; la canciller Delcy Rodríguez resaltó el “cinismo infinito” de Malcorra.

La descalificación habla de ausencia de estima personal. Indudablemente la inconsistencia genuina de la clase política venezolana cayó a lo más bajo. “De la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45).

(*) Analista Política Internacional. Magister en Relaciones Internacionales Europa – América Latina (Università di Bologna). Abogada, Politóloga y Socióloga (UBA). Twitter: @GretelLedo | www.gretel-ledo.com