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Gran Bretaa

"Viernes negro" para Brown tras humillante derrota

Es señalado como el culpable de los peores resultados obtenidos en las elecciones comunales por el partido Laborista en 40 años. ¿Es el fin del primer ministro?

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En Londres había hippies y los Beatles encabezaban las listas de éxito la última vez que el partido Laborista sufrió una derrota aplastante como la vivida hoy. Y el culpable de los peores resultados que ha obtenido el partido gubernamental en casi 40 años es, según los medios y algunos diputados laboristas, el primer ministro Gordon Brown.

En el "viernes negro" de su carrera política, el poco exitoso sucesor de Tony Blair admitió: "Tengo claro que ésta ha sido una noche decepcionante, realmente una noche mala para el Laborismo". Ahora el debate se centra en si Brown sobrevivir a la crisis manifiesta de su partido. "La pregunta más importante para nuestro futuro es: ¨¿Cuánto tiempo más con Gordon?", apunta un diputado laborista de Liverpool. "El partido está alborotado". Para los seguidores de los laboristas lo más impactante no es que el partido haya obtenido sólo un 24 por ciento de los respaldos, sino que consiguieron sólo un punto menos que demócratas liberales y un 20 por ciento menos que los conservadores, lo que les hace retroceder a tercer fuerza política.

Intranquilizador resulta además que los conservadores, con su dinámico presidente al frente David Cameron (de 41 años) hayan conseguido conquistar bastiones laboristas en Inglaterra y Gales. Sin mucho éxito, el jefe de la facción Geoff Hoon se esforzaba por transmitir la línea oficial del partido, según la cual de las elecciones comunales no se pueden realmente extraer conclusiones para las elecciones generales.

Imperturbables, los analistas de la BBC "traducían" los resultados: calculan que el partido de Brown, en unos comicios generales sufriría tal pérdida dramática de votos en la Cámara Baja, que los tories (como se conoce a los que pertenecen al partido Conservador inglés) lograrían una mayoría de 138 escaños y designarían al primer ministro. De momento no hay elecciones generales a la vista. Gordon Brown, que prácticamente se hizo con el cargo de jefe de partido y de primer ministro en junio de 2007 con una revuelta entre sus filas para apartar finalmente a Blair, puede hacer retrasar la convocatoria de elecciones para la Cámara Baja hasta comienzos de 2010.

Sin embargo, analistas políticos estiman que la popularidad del parco escocés, que a veces da la impresión de amargado, podría subir hasta entonces. Aunque Brown (de 57 años) ya ha adelantado que quiere "aprender la lección", "escuchar" al pueblo y luego "caminar hacia adelante", el que fuera ex ministro del Tesoro sabe tan bien como los expertos en bolsa del distrito financiero de Londres que una recesión amenaza la economía del Reino Unido, lo que apenas le aportar satisfacciones al pueblo que vota. Ni sus m s leales apoyos pudieron entender cómo Brown, poco antes de estos comicios apareciese con la arriesgada propuesta de eliminar las rebajas fiscales para los asalariados normales y de nóminas m s bajas. Aunque el primer ministro, considerado un testarudo, enmendó, ya era al parecer demasiado tarde.

Su segunda en la cúpula del laborismo Harriet Harman dijo que, pese a todo, Brown, un experto conocedor de las finanzas, es el hombre correcto para dirigir Reino Unido de forma segura y hacer frente a la crisis económica. Sin embargo, entre las filas del partido ya hace tiempo que las cosas se ven de otra manera. "La gente nos ha dado con las puerta en las narices tan pronto como han sabido que somos gente de Brown", relató una proselitista de los laboristas. Y Cameron, al que muchos tories veteranos consideraban al principio un "peso pluma", parece estar sin embargo frotándose las manos. La derrota laborista es un "claro voto de confianza" a los conservadores, dijo. Mientras, los tories comparan la situación con la vivida en 1995. Entonces comandaba el partido John Major, el poco afortunado sucesor de Margaret Thatcher. En los comicios comunales registraron una devastador resultado como el vivido hoy por los laboristas. Dos años más tarde Tony Blair sacó a Major de Downing Street en las elecciones generales.