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Nueva edición

L'Osservatore Romano de esta semana: "Necesitamos crear relatos bellos, verdaderos y buenos"

En este número semanal se destacan el Mensaje para la Jornada de las comunicaciones sociales y el llamamiento por la paz en Libia, entre otros temas.

Nueva edición del Osservatore Romano.
Nueva edición del Osservatore Romano. | Cedoc

En este nuevo número de la edición semanal en lengua española del L'Osservatore Romano, se destacan mensajes completos del Papa Francisco y participaciones diplomáticas internacionales fundamentales de la Santa Sede y artículos de referentes latinoamericanos muy actuales.

Especialmente destacado es el mensaje de Francisco de este viernes 24 de enero para las Jornadas mundiales de comunicaciones sociales que se transcribe en forma completa y oficial. En el mismo, el Papa Bergoglio destaca que quiere “…dedicar el Mensaje de este año al tema de la narración, porque creo que para no perdernos necesitamos respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, no que destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos. En medio de la confusión de las voces y de los mensajes que nos rodean, necesitamos una narración humana, que nos hable de nosotros y de la belleza que poseemos. Una narración que sepa mirar al mundo y a los acontecimientos con ternura; que cuente que somos parte de un tejido vivo; que revele el entretejido de los hilos con los que estamos unidos unos con otros”.

Con ocasión del Foro Económico de Davos, que se llevó a cabo del 21 al 24 de enero, el Papa envió al director ejecutivo un mensaje entregado por el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del desarrollo humano integral, que participó como representante de la Santa Sede en donde destaca que “es necesario ir más allá de los enfoques tecnológicos o económicos a corto plazo y tener plenamente en cuenta la dimensión ética en la búsqueda de soluciones a los problemas actuales o en la propuesta de iniciativas para el futuro. Con demasiada frecuencia las visiones materialistas o utilitarias, a veces ocultas, a veces celebradas, conducen a prácticas y estructuras motivadas en gran medida, o incluso únicamente, por el interés propio. Esto suele considerar a los demás como un medio para alcanzar un fin y conlleva una falta de solidaridad y caridad, lo que a su vez da lugar a una verdadera injusticia, mientras que un desarrollo humano verdaderamente integral sólo puede prosperar cuando todos los miembros de la familia humana están incluidos en la búsqueda del bien común y pueden contribuir en ella.

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En una audiencia con una delegación con el Centro Simon Wiesenthal, el Papa dije que “Particularismos y populismos constituyen un terreno fértil para el crecimiento del odio racial y en particular, del antisemitismo. Desde hace decenios existen contactos con la Santa Sede: compartimos el deseo común de hacer del mundo un lugar mejor en el que se respete la dignidad humana, una dignidad que pertenece a todos por igual, independientemente del origen, la religión o la condición social.

El Papa apuntó al populismo como "terreno fértil" para el antisemitismo

Especial interés para nuestro país y Latinoamérica tiene la intervención ante un grupo de representantes de la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos del Dr. Guzmán Carriquiry Lecour. En esa participación del pasado 18 de enero que dio en llamarse “¡Qué es lo que está pasando en América Latina”, el Dr. Carriquiry dijo entre otras consideraciones que:

“Los países latinoamericanos se concentraron en un “neo-extractivismo”, sin afrontar las reformas estructurales que afrontaran tres pesadas herencias: las inicuas desigualdades sociales —el sistema impositivo casi no fue tocado o lo fue confusamente y las compensaciones sociales muy limitadas y sin cobertura permanente—; la incapacidad de servicios públicos eficientes, de calidad, accesibles a todos; y, sobre todo, la dependencia de las materias primas. La expansión de la soja en Argentina y de la soja y minería en Brasil mostraban como se apostaba sobre todo a la exportación de materias primas, sin estrategias de diversificación y aumento de la productividad. No hubo políticas de industrialización que aprovecharan para crear valores agregados a esa riqueza y nuevas fuentes de trabajo, contentándose con el tradicional modelo de crecimiento “hacia afuera”, dependiente de los vaivenes del mercado mundial. Ese neo extractivismo no hace más que continuar y agravar aún los modos de explotación que son muchas veces irracionales e incluso del saqueo de los recursos naturales. De ello se alzó la denuncia en la reciente Asamblea del Sínodo sobre la Amazonia”.