La Justicia federal brasileña puso en suspenso la autorización de Volta Grande, el proyecto de minería a cielo abierto más grande del Amazonas.
La compañía canadiense Belo Sun Mining no cumplió con los estudios de impacto ambiental del emprendimiento de 2.400 hectáreas ni con las consultas necesarias a los pueblos indígenas.
Las instalaciones de la mina se ubicarían en los márgenes del río Xingu, en el estado de Pará, apenas a 12 kilómetros de la tercera represa hidroeléctrica más grande del mundo, Belo Monte, que ya causó una reducción sensible de la cantidad de peces en los ríos.
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“Nadie nos preguntó sobre este segundo proyecto, que podría significar nuestra muerte”, denunció Lorena Curuaia, líder del pueblo iawa. Aunque la minera argumenta que hizo las consultas correspondientes, la fiscalía federal aclaró que solo consideró a las áreas demarcadas oficialmente, sin tener en cuenta las consecuencias para las comunidades linderas.
Extracción y contaminación en el Amazonas
En octubre del año pasado, El País dio cuenta de una fiebre del oro en Pará, donde proliferaba la demanda de buscadores y barqueros. Con ciudades que igualaban el PBI per cápita similar de Río de Janeiro o San Pablo, la contrapartida era una mancha oscura de 500 kilómetros con desechos de mercurio -el metal no radioactivo más peligroso del mundo, usado para separar el oro- que se extendía por las aguas del río.
“En las aldeas más cercanas a los polos de extracción ilegal, el 90% de las personas sobrepasaban los límites seguros de mercurio y más de un 15% de los niños y niñas padecía problemas de desarrollo neurológico”, advertía el diarios español.
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Entre 2005 y 2015, la actividad destruyó más de 1,2 millones de hectáreas en el Amazonas. Más allá de los daños socio ambientales, el oro suele utilizarse para lavar dinero proveniente del tráfico de armas y drogas, usurpación de tierras y corrupción, planteó un informe del Laboratorio de Gestión de Servicios Ambientales.
Casi un tercio del que se extrae en Brasil es ilegal, un movimiento que entre 2019 y 2020 supuso transacciones por 1.500 millones de euros. La mayor parte se hizo a través de distribuidoras cuyos compradores provenían fundamentalmente de Canadá, Suiza y Reino Unido.
JL PAR