OPINIóN

De Cambrigde Analytics al "ciberpatrullaje"

La polémica del "ciberpatrullaje", en este marco de pandemia, abre el debate a otras cuestiones de fondo. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar?

Sabina Frederic Ministra de Seguridad 20200103
La ministra de Seguridad Sabina Frederic | Cedoc Perfil

La ministra de Seguridad de la Nación, Sabrina Frederic, a través de una videoconferencia, se presentó ante la comisión de Seguridad Interior de la Cámara de Diputados para brindar un informe sobre el rol de las fuerzas de seguridad en la pandemia del Coronavirus. Entre otras cosas, manifestó que “todas las fuerzas, incluyendo Gendarmería, realizan lo que se llama ciberpatrullaje”.

La ministra manifestó que “es el patrullaje en las redes sociales para detectar el humor social” que tienen el objetivo de obtener “alertas tempranas para prevenir diversas situaciones”. Esta explicación desencadenó un sin fin de críticas por parte de la oposición acusando al Gobierno de espionaje ilegal.

Las quejas levantadas por los sectores opositores son entendibles porque Frederic cometió el error de hablar de ciberpatrullaje en su rol como Ministra de Seguridad. Se sobrentiende que está en las antípodas del terrorismo de Estado que es a lo que remite el ciberpatrullaje. Hubiera quedado inocuo si simplemente hablaba de “escucha social” en redes sociales o más conocido “social listening”, que se realiza por medio de cientos de softwares que se comercializan en el mundo y que los gobiernos, empresas y organizaciones en general utilizan para hacer seguimiento del sentimiento social en digital con respecto a una marca o situación.

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“Lo que hacemos es mirar Twitter, buscar en Facebook y cruzar palabras claves con hashtags y zonas. Es lo que se hace generalmente para buscar tendencias, solo que nosotros lo utilizamos para evitar delitos”, aclaró la ministra, una vez desatada la polémica.

Ese “mirar” es un mejor término que “ciberpatrullaje” y tal vez explica de otra manera lo que está haciendo el Ministerio de Seguridad.

¿Cómo funciona el social listening? La escucha social en redes sociales es el seguimiento de conversaciones y menciones que hacen los usuarios alrededor de una palabra clave o tema. Esos datos son recopilados y ordenados por un software para luego ser analizados. Por ejemplo, cada vez que un usuario dice algo de manera pública sobre una marca en Twitter, Facebook o Instagram, es probable que del otro lado haya un software escuchando. Esta herramienta les sirve a las organizaciones para saber qué, cómo y dónde se habla de ellos o de un tema en particular y con esa información trazar estrategias al respecto. Por ejemplo, varios usuarios pueden comenzar a criticar un producto porque les pareció muy caro o porque no les gustó. La empresa involucrada, puede hacerse eco de esta situación a través de la herramienta de escucha social para luego trazar una estrategia con el objetivo de remediar la situación.

¿De Cambrigde Analytics al “ciberpatrullaje”? El escándalo de Cambridge Analytica, la consultora que desvió datos de 50 millones de usuarios de Facebook para utilizarlos con fines electorales  en diversas campañas, entre ellas la de Donald Trump en 2016, limitó de manera drástica la escucha social.

En la actualidad, para que los softwares que hacen escucha social puedan tomar los datos de Facebook, Instagram o Twitter, deben pedir acceso a estas empresas para ingresar y recopilar datos. Antes del suceso de Cambridge Analytica, el acceso a las redes sociales, principalmente Facebook, tenía muy pocas limitaciones y la privacidad de los usuarios estaba aún más vulnerada. Al día de hoy, solo está permitido hacer escucha a conversaciones que los usuarios hacen públicas. De esta manera, los softwares solo pueden hacerse eco de lo que ocurre en la esfera de la opinión pública. Una esfera que comenzó con las primeras comunidades, sociedades y pueblos y que fue mutando hasta nuestros días, donde encontramos opiniones digitalizadas, que pueden ser ordenadas, medidas y analizada.

La polémica del "ciberpatrullaje", en este marco de pandemia, abre el debate a otras cuestiones de fondo. Hoy las sociedades, obligadas a digitalizarse más, enfrentan la aceleración de nuevos problemas relacionados al biocontrol por parte del Estado a través de aplicaciones o tecnologías que pondrán en debate nuestra privacidad. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar?

*El autor es consultor en comunicación digital. Licenciado en Ciencias de la Comunicación con posgrado en Comunicación Política y Opinión Pública.