Fue grato leer en una entrevista concedida al diario PERFIL, el 5 de marzo del corriente, que académicos destacados del mundo educativo como Axel Rivas incluyan entre sus tópicos de estudio la enseñanza de la programación en la escuela. Sin embargo, creo que la nota “apunta al centro pero erra el viscachazo” y conviene precisar mejor el debate. Como responsable de la Iniciativa Program.AR de la Fundación Sadosky me gustaría acercar algunas consideraciones para que podamos comprender mejor qué se discute.
¿Cuántas horas al día interactuamos con computadoras? Invito a las y los lectores a estimarlo y desde ya les advierto que muy probablemente subestimen la cuenta, porque muchas veces olvidamos (o incluso no sabemos) que las computadoras son también los celulares, el lector de la tarjeta SUBE, nuestra televisión aunque no sea smart, gran parte de los autos y un largo etcétera.
Hoy en día no podemos decir que gozamos de una escolaridad que nos permite decodificar el mundo en el que vivimos si un fenómeno que está tan presente en él y que cada vez media una cuota más importante de nuestras interacciones se nos presenta como una caja negra.
Los parlamentos del mundo, incluso el nuestro, discuten la regulación de la Inteligencia Artificial, la neutralidad de la red y el voto electrónico. ¿Cómo nos posicionamos ante esos debates? ¿Delegamos en terceros nuestro entendimiento? ¿Tenemos herramientas para interlocutar de manera significativa con ellas y ellos ? ¿Sabemos distinguir probos de improvisados? Comprender cómo funcionan las computadoras y el software ya no es opcional, es requisito para gozar de una ciudadanía plena en el siglo XXI.
¿Por qué insistimos en enseñar la fuerza de la gravedad en la escuela si ya todos sabemos que los objetos que soltamos caen al piso? ¿Es necesario transitar gruesos libros de Historia o podríamos “abrir una puerta” para que quienes tengan algún interés crucen, como se sugiere en la nota citada? Podríamos decir que todos los conocimientos escolares son puertas que se abren, todos responden a una escolarización de un fenómeno mucho más complejo y esa escolarización no deja de ser, de algún modo, introductoria y a la vez, una invitación a la profundización. Sucede que esa introducción a la Física requiere resolver algunas ecuaciones, simples, pero ecuaciones al fin, y esa introducción a la Historia requiere transitar un corpus amplio de visiones sobre los hechos y sus interpretaciones. Ambos saberes los incluimos porque los consideramos socialmente relevantes para interpretar la realidad que nos rodea, para poder decodificarla críticamente e intervenir sobre ella.
Para comprender críticamente la tecnología informática no alcanza con la programación. Debemos asegurar que todas y todos los ciudadanos transiten una escolaridad que les enseñe sobre Ciencias de la Computación, la “disciplina madre” que incluye a la programación pero también a la arquitectura de las computadoras, la forma en las que estas intercambian información en redes y otros contenidos. Al igual que con otras áreas del conocimiento será de manera introductoria y se basará en los principios de fondo, que perduran en el tiempo, y no en modas pasajeras; abrirá puertas. Al igual que otros conocimientos, esa introducción requerirá de cierta profundización: en este caso aprender, un poco, a programar.
* Doctor en Ciencias de la Computación (FCEyN-UBA). Investigador del Instituto UBA-CONICET de Ciencias de la Computación.
Director de la Iniciativa Program.AR , la Fundación Sadosky (https://program.ar).