OPINIóN
Innovación

Conocimiento y desarrollo: los trapecistas

Es necesario generar entornos que promuevan y acompañen la generación y crecimiento de EBTs en línea con la sociedad del conocimiento que nos rodea. Esto implica, convocando a todos los actores involucrados, establecer y cumplir las reglas del juego.

Trapecistas
Trapecistas. | web

Más allá de la brecha técnica, saltar de la academia al “mundo real” para avanzar con un desarrollo desde la investigación hasta generar un producto competitivo capaz de constituirse en el “núcleo de valor” de una empresa de base tecnológica (EBT), requiere aceptar y correr riesgos. Implica elecciones, no necesariamente simples, de los actores involucrados.

Para modelar estas acciones recordemos a los trapecistas, esos expertos que en el circo suben a las alturas y se balancean en trapecios enfrentados y nos asombran saltando al vacío con la seguridad de que serán recibidos por alguien que los espera en el otro trapecio. 

Estos riesgos de “saltar desde el trapecio” están asociados tanto con la definición de las vocaciones, las capacidades, las reglas institucionales (pensando poder subir al propio trapecio) como con el desafío de incursionar en la “vida real”, en el mundo de los negocios, el mundo de las aplicaciones, donde se ancla el otro trapecio. 

El “espacio a saltar” en estos procesos se lo conoce normalmente como “el valle de la muerte” y debe su denominación a que allí perecen muchos de los proyectos. Además de elecciones personales, el avance en la maduración de un producto tecnológico requiere invertir capital humano y recursos financieros.

Avivar la llama del conocimiento y desarrollo

Ese valle de la muerte tiene que ver con la maduración de la tecnología y con la generación y crecimiento de un negocio. Dos mundos, dos lenguajes, dos objetivos distintos, dos trapecios y entre ellos un ecosistema de contención facilitando y disponiendo las redes como para que se produzca el salto con éxito y se genere riqueza. 

Es imposible analizar la creación de EBT, sin partir del hecho fundamental que el objetivo es la generación de un negocio rentable de riesgo. Debe recordarse, además, que cuando se habla de negocios tecnológicos, la novedad y la agilidad en el proceso de apropiación puede determinar el éxito o el fracaso de todo el proceso. Dado que “madurar” EBTs implica traccionar inversiones que suelen trabajar “a pérdida”, hasta que el producto es adoptado y produce ganancias. 

El nivel y rapidez de la adopción impactan directamente en el flujo de fondos de la empresa y permiten identificar roles relevantes en el proceso de modelar y facilitar el cruce del valle de la muerte. De la misma forma que los circos que ofrecen trapecistas sorprendentes cuentan con variedad de andamios y redes de contención, las sociedades que hacen del conocimiento su fuente de riqueza generan todo el entramado necesario para que el proceso se produzca, sea sustentable y beneficie a la comunidad toda. En tal sentido generar y enraizar EBTs requiere diseñar instrumentos apropiados y específicos.

El valle de la muerte está asociado con la evolución temporal del flujo de fondos, y se analiza en términos de la rapidez y la magnitud de la ganancia que genera el negocio. 

Hay diferentes modelos que describen cómo las empresas de reciente creación, basadas en desarrollos tecnológicos, superan el valle. Uno de ellos busca describir el crecimiento de los unicornios y en ese caso la curva del flujo de caja en función del tiempo simula un palo de hockey, crecen rápido, mucho y son escasos. Este modelo ha sido generado en el Silicon Valley donde inversores aportan muchos fondos en numerosas propuestas. La forma exponencial del crecimiento del negocio hace que, si al menos una empresa supera el valle, recuperan con creces todo lo invertido. 

Actualmente se está discutiendo otro modelo en el que la curva simula el contorno de un camello invertido. Este modelo se aplica a las empresas emergentes que crecen más lentamente manteniendo como prioridades la supervivencia y la rentabilidad.

¿Puede alguno de ellos ser el modelo a promover? Analicemos: en el del palo de hockey se invierte mucho dinero en muchos proyectos y si crece un unicornio obviamente se salva toda la inversión realizada. Su existencia es digna de gran festejo dado el crecimiento global y exponencial que caracterizará “su éxito”. Sin embargo, es necesario observar que se requiere mucha inversión, muchas propuestas y como consecuencia queda una altísima proporción de muertes en el valle. No solo de los emprendedores, sino también de los inversores cuando explotan las burbujas por la implosión de los proyectos.

No es muy usual ver camellos por estos lares, son animales que no van tan rápido, y tienen un manejo de las reservas sustentable, relacionado con el medio en el que viven. Mirando este modelo en términos del financiamiento, la relación tiempo-inversión-éxito es diferente. El tiempo de la inversión es más lento, los crecimientos son más suaves y más camellos pueden superar el valle de la muerte.

¿Cómo y cuál será el mejor modelo a promover para superar el valle de la muerte en Argentina impactando en el desarrollo de las regiones? ¿Cuál es o debería ser la forma de traccionar los recursos, en qué magnitud y con qué requisitos? 

El valle de la muerte: El flujo de caja un negocio tecnológico y el tiempo

Para responder esta pregunta se me ocurrió pensar en algún “bicho” local, más adaptado a lo nuestro. Un bicho que se mueva en diferentes ambientes (tierra y agua), que pueda bajar el ritmo sin perecer (flotar dormido en el agua), que los ruidos, las críticas no lo enloquezcan y que pueda protegerse de ellas y avanzar resguardado (con membranas protectoras de oídos al sumergirse), que mantenga el espíritu de lucha (le siguen creciendo los dientes); por eso propongo al carpincho o kapiÿva el «señor de la hierba». La curva que describe su pasaje por el valle de la muerte muestra que puede permanecer “bajo el nivel de rentabilidad” más tiempo, cosa que pasa aquí, y que crece con una pendiente suave. Puede sufrir amesetamientos aún en zonas de no ganancia y seguir “flotando”, adaptándose hasta superar la dificultad, pero mantiene el objetivo, fruto de la perseverancia: llega a tierra firme y crece. 

En todas las naciones, no sólo acá, el procedimiento que apoya el proceso desde la generación de conocimiento en el laboratorio hasta un sistema productivo apropiable y generador de divisas es complejo y requiere acuerdos, definiciones y reglas muy claras. 

Existen hoy en nuestro país trapecistas de excelencia dispuestos a saltar: jóvenes becarios, investigadores y tecnólogos, quienes luego de muchos años de esfuerzos y dedicación arriesgan sus carreras buscando generar EBTs. Muchos de ellos en forma terca regresan una y otra vez al trapecio e insisten en seguir proyectando en nuestro país. 

El reto parece ser cómo hacemos para construir redes que no solo permitan que no mueran en el salto y puedan volver a intentar, sino que desarrollen sus proyectos de vida integralmente, aquí. El desafío es que se queden, tengan éxito y multipliquen en las distintas regiones de Argentina la experiencia de “aquellos jóvenes idealistas, que se propusieron aprovechar el principal recurso del país, su materia gris formada, para la generación de fuentes de trabajo genuinas en la provincia de Rio Negro” y … crearon INVAP.

Es muy importante resaltar que el mayor semillero de “trapecistas” capaces de generar empresas de base científica son investigadores y becarios de CONICET. Lamentablemente el Directorio del CONICET acaba de aprobar el “Reglamento para la Promoción y el Desarrollo de Empresas de Base Tecnológica” que si bien intenta resguardar los beneficios al estado (hecho imprescindible), les cuelga grilletes a los trapecistas en vez de facilitarles el salto y las redes de contención.

Un gran riesgo por superar es que los trapecistas que salten el valle de la muerte no aterricen en Argentina. Esto sería muy grave para nuestro país y es responsabilidad de las instituciones y de sus máximas autoridades colaborar para que tal situación no se produzca.

Imponiendo reglas esquizofrénicas se alienta que se produzca no solo la fuga de las personas jóvenes altamente capacitadas, sino también de los proyectos tecnológicos en estadios tempranos en los que la inversión pública de alto riesgo ha sido realizada.

Debemos entender que si la inversión en Educación e Investigación, Desarrollo e Innovación (E+I+D+i) se realiza en nuestro país, pero la producción no sucede aquí, no genera empleo de alta retribución y calidad, no aporta a la balanza de pagos ni tributa en Argentina, entonces no genera desarrollo. 

Es necesario generar entornos que promuevan y acompañen la generación y crecimiento de EBTs en línea con la sociedad del conocimiento que nos rodea ya desde las fronteras más próximas de la patria grande (Chile, Uruguay, Perú, Brasil…).  Esto implica, convocando a todos los actores involucrados, establecer y cumplir las reglas del juego. De no lograrlo seguiremos exportando nuestros bienes muy preciados: las semillas “los ciudadanos formados” y los plantines “las EBTs” que crecerán en otras latitudes. 

¿No será tiempo que esta discusión llegue al Congreso de la Nación, se interpele a los responsables institucionales, se convoque a todos los actores del ecosistema a una audiencia pública y se promuevan los acuerdos necesarios para “avivar la llama” capaz de acelerar el desarrollo basado en el conocimiento nuestro país?

*María Luz Martiarena es doctora en Física, investigadora del CONICET y directora de Innovación del Instituto Balseiro.