OPINIóN
Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas

Malvinas y los jóvenes: ¿cómo interpelar en las aulas hoy?

Pensar Malvinas en la escuela hoy implica un desafío generacional: pibes de 18 años, pero de hace 40, ¿cuánto tienen que ver conmigo?, escuchamos cerca de esta fecha docentes de distintas asignaturas. En un mundo atravesado por una guerra, ¿cómo resignificar a los Veteranos y Caídos?

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Malvinas | Twitter

El 24 de marzo, en la lectura del documento de los organismos de derechos humanos que convocan al acto conmemorativo de todos los años, pidieron que levantaran la mano quienes habíamos nacido después de 1983.

La mía, rápido, se sumó a la ola de palmas “jóvenes” (en minutos más retomo esas comillas) y mi mamá me abrazó, llorando ambas. Haber nacido después de la vuelta de la democracia no tiene que impedirnos sentirnos parte de un movimiento nacional de defensa de determinados derechos irrenunciables.

Hoy, 2 de abril, conmemoramos el Día de los Veteranos y de los Caídos en la guerra de Malvinas después de cuatro décadas. Apenas estoy pasando la tercera de mi vida. De hecho, mi primer año adentro de un aula hablando de esta efeméride –suena tan vacío llamarla así– fue justo en el aniversario número 30.

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Es claro que no es ajeno, pero sí se vuelve un poco lejano el timing para hablar de héroes y veteranos en épocas de Messi tirando pases mágicos adentro de la cancha y comentarios afuera sobre su permanencia en la selección que nos mueve el piso a todos. ¿Cómo se habla de Malvinas hoy? Y, sobre todo, ¿cómo se llena el contenido de la fecha para que realmente sea significativo y que pibes y pibas de 10, 12, 14, 16 y hasta 18 años se vean interpelados por una guerra injusta e insana que nos duele a todos, la hayamos vivido o no?

Material educativo y didáctico hay, y muy bueno. Las maneras de acercarlo al aula son muchas y variadas. Ahí no está el problema, al contrario: la producción para poder transpolar una fecha tan crucial para nuestra historia hacia las aulas, por suerte, existe y está bien pensado y armado para todos los niveles. Incluso hablar de guerra hoy, con Ucrania y Rusia como protagonistas al alcance de cualquier persona, es más que evidente. Para mí el conflicto aparece en una (supuesta anche cierta, sentida pero real) lejanía histórica.

Entonces retomo las comillas: con 32 años me siento joven, sí, pero cada ciclo escolar me pongo en campaña nuevamente para poder hacer del 2 de abril un momento genuino de interés y escucha atenta, de aprendizaje e intercambio, con niños y niñas que tienen el 1982 cada vez más atrás en el calendario, cada vez más mezclado con Perón, De la Rúa, Alfonsín y la dictadura, así, un poco en cualquier orden, porque “pasó hace tanto…”. Y algo de eso tomo y trato de corregir: la cronología hecha de memoria (en lugar de con memoria) no nos sirve, porque no ayuda en el ejercicio colectivo de saber que hay situaciones que no podemos volver a permitir como sociedad.

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En lo estrictísimamente personal, la fecha malvinense siempre me movilizó y me sacó lágrimas. Por tradición familiar y por formación educativa, nunca me pasó por el costado; me duele hoy porque eran chicos con un promedio de edad que debiera estar siempre signada de vida. Y por eso, en lo estrictísimamente personal, llevar estas conversaciones al aula me parecen enriquecedoras, nos nutren a todos. No hay año que no me sorprenda con alguna anécdota familiar de un/a alumno/a, que no escuche de boca de un/a pibe/a cierta historia sobre cartas escritas y chocolates no entregados.

Que streamers como Coscu se pongan la camiseta de la verdad y de la justicia nos abren el abanico de posibilidades a las generaciones que conocimos estos hechos una vez finalizados, para que podamos continuar con la tradición de la memoria. Y ni te digo si somos los que habitamos espacios o instituciones educativas, en las que hacer un anclaje significativo es de vital importancia para que hablar de héroes no sea solo pensar en un partido de fútbol y que la palabra veteranos no nos remita únicamente a Mascherano.

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Malvinas y sus héroes en la escuela, ¿cómo? En primer lugar, recuperando conceptos abstractos pero tan concretos en la realidad cotidiana, como ‘soberanía’, que tan difícil de explicar se vuelve en un mundo mediatizado por infinidad de banalidades. Malvinas y sus héroes en la escuela, ¿cómo? Con convicciones, con respeto y con la seguridad de que haber nacido en un contexto posterior no nos desliga del pasado del país. Porque, ¿cuántos pibes de los que fueron a la guerra podrían estar hoy en las mismas aulas que yo, formando a estas generaciones del presente, si no se los hubiera mandado a morir?


* Daniela Gaitán. Lic. en Gestión Educativa y en Enseñanza de la Lengua y la Literatura. Candidata al Doctorado en Diversidad Cultural.  https://www.linkedin.com/in/daniela-gaitan