OPINIóN
Decisión

La gran renuncia: una última oportunidad para actuar profesionalmente

Pese a la crisis, existe un gran movimiento de talento entre las empresas, especialmente en los perfiles con habilidades digitales (no solo técnicas). Sea por una promoción dentro de una organización, un cambio de empresa o lanzarse a emprender, saber renunciar también es una habilidad importante.

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Renuncia | Agencia Shutterstock

Sea por una promoción dentro de la misma organización, por un cambio de empresa o por una oportunidad para lanzarse a emprender con su propio startup, saber irse también es una habilidad relevante que debemos desarrollar. El mundo digital nos acerca mucho más que antes, y todos en algún momento volvemos a reencontrarnos con colegas como clientes, proveedores, competidores, sustitutos, complementos ya que todos somos parte de la misma red mundial de la economía del conocimiento. Ante tanta tecnología, las habilidades sociales, relaciones humanas, las experiencias y emociones adquieren una mayor relevancia, de inicio al fin del proceso profesional.

Tomar la decisión de renunciar a un trabajo puede darse por diferentes razones. Algunas de ellas pueden ser motivadas por la ansiedad o malestar que nos genera el clima de trabajo; porque nos dimos cuenta de que nos gustaría desempeñarnos en otra industria; porque aspiramos a un mayor reconocimiento o salario; porque deseamos desarrollar nuestro propio emprendimiento, entre otras.

Ante tanta tecnología, las habilidades sociales, relaciones humanas, las experiencias y emociones adquieren una mayor relevancia, de inicio al fin del proceso profesional.

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Priscilla Claman es presidenta de Career Strategies Inc. y colaboradora de la Guía de Harvard Business Review para conseguir el trabajo adecuado. En su artículo “No renuncie a su trabajo antes de hacerse estas preguntas” (HBR) propone algunos de los interrogantes que nos podemos realizar para saber si estamos listos para renunciar a nuestra actividad. Ellos son: ¿estoy trabajando en la organización ideal para mi? ¿me encuentro en la posición adecuada? ¿estoy posicionado para avanzar en la carrera futura que deseo para mí? Si las respuestas a estas tres preguntas son “no” es una señal de que debemos estar buscando nuevos horizontes, según la autora.

Algunas de las señales que nos pueden ayudar a responder la primera de las preguntas se relacionan con aspectos como:

  • Personas a las que respetamos abandonan la empresa.
  • La gestión es criticada una y otra vez en los medios o comunidades empresariales.
  • Las ganancias han bajado, o si es una organización sin fines de lucro, las contribuciones han bajado.
  • La organización no invierte en nuevos productos o servicios y opta por centrarse en las viejas formas de hacer las cosas.
  • Las medidas de reducción de costos se implementan con poca anticipación o justificación.
  • Profesionales fuera de la empresa son contratados para cubrir puestos gerenciales y comienzan a traer a sus propios amigos.
  • Se ha producido una fusión o un cambio de management y no formamos parte de los nuevos cambios.
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“Si cuatro o cinco de estos signos son ciertos para su organización, mírelos críticamente” indica la autora.

Con relación a reflexionar sobre si el puesto es el adecuado para nosotros, los datos para evaluar la situación pueden provenir de analizar factores como:

  • Nuestras bonificaciones o aumentos ya no están por encima del promedio de nuestros pares.
  • Nuestro jefe nos “puentea” y se relaciona directamente con nuestros subordinados o compañeros.
  • Ya no nos invitan a reuniones importantes ni a salir a almorzar con colegas.
  • Estamos haciendo tareas con las que no estamos de acuerdo o creemos que debemos ocultar lo que realmente pensamos.
  • Nuestros mentores abandonaron la organización o les ha ido mal.
  • Es imposible predecir las promociones o quién será visto como uno de los mejores.

Finalmente, para responder si lo que hoy hacemos se encuentra alineado a lo que pretendemos como desarrollo futuro debemos pensar si:

  • Tenemos una buena reputación tanto dentro de su organización como fuera.
  • La gente nos llama para pedir ayuda y consejos, y tratamos de ayudarlos.
  • Sabemos lo que queremos aprender y hemos decidido gastar de nuestro propio bolsillo para mejorar nuestra carrera o ampliar nuestros conocimientos en el último año.
  • Sabemos cuáles son los temas relevantes en nuestro campo.
  • Sabemos por donde pasará el próximo desafío técnico en tu área.
  • Tenemos un conjunto de contactos profesionales a los que podemos llamar para obtener ayuda o apoyo.
  • Ofrecemos nuestro tiempo como voluntario de varias maneras para complementar nuestras habilidades.

Este set de preguntas poderosas nos ayudará a comprender realmente cuan cerca estamos de renunciar a nuestro trabajo.

Por su parte, Amy Gallo, editora colaboradora de Harvard Business Review y autora de “¿Cómo renunciar a tu empleo?” (HBR) sugiere tener en cuenta algunos aspectos antes de dar paso a una renuncia, de manera que los impulsos o emociones no afecten las relaciones personales o profesionales, ni a nuestro futuro. Aunque muchas veces necesitamos construir alguna posibilidad futura para dar este paso, en ocasiones las tensiones, aspectos éticos o conflictos nos impulsan a decir adiós por nuestra salud.

Unos de los interrogantes a responder es ¿A quien se lo digo primero? Según Gallo, es importante contárselo primero al jefe. Más allá de las causas o relación que tengamos con nuestro superior, que nuestro jefe se entere por nosotros nos da la oportunidad de plantear claramente las causas, hacerlo de manera constructiva y mostrar respeto hasta el final. Cerrar una relación en excelentes términos nos permite contar con referencias y deja abierta la posibilidad a futuro de cualquier otro tipo de vinculación.

Renunciar es una última gran oportunidad que tenemos de mostrar nuestra valía profesional en una organización.

Otro de los interrogantes a responder es ¿Cuál es la excusa que daré? La autora recomienda ser directos y sinceros en la conversación, aunque se entiende que existen ciertos aspectos que no necesariamente se formalizarán (especialmente si los problemas fueron por relaciones personales). Plantear posibilidades de desarrollo personal y profesional en una nueva etapa, es una buena alternativa para cerrar la relación con altura.

El tercer interrogante consiste en ¿con cuanta anticipación debo comunicar mi renuncia? Aunque quince días de anticipación es algo común, una buena forma de transitar el proceso es ofrecer quedarse un tiempo adicional si fuera necesario, para asegurar la transición. Esto lleva la situación a un campo profesional elevado en donde ambas partes tienen la oportunidad de pulir cualquier aspecto, cerrar la relación con un gran nivel, y dejar abiertas las infinitas posibilidades futuras que puedan darse.

Por último ¿qué voy hacer durante mis últimas semanas? Quien ha vivido este proceso sabe que ya su mente se desconecta del trabajo, que los conflictos y tensiones pasan a un segundo plano. No podemos irnos sin transferir adecuadamente nuestras actividades, sin dejar todo organizado y adecuadamente reportado. Más allá de contribuir al cierre profesional de una relación, evitaremos cualquier malentendido futuro.

En momentos digitales es común ver posteos de despedida en redes sociales. Que sean constructivos, con agradecimiento, porque estos también hablan de nosotros. Renunciar es una última gran oportunidad que tenemos de mostrar nuestra valía profesional en una organización.

 

*Ingeniero especialista en estrategias, innovación y transformación digital, autor Inspiración Extrema, Head of Innovation & Digital de Stefanini Argentina y conferencista.