Según datos de “Centers for Disease Control and Prevention” de EE.UU., la prevalencia de personas con autismo es de 1 cada 44 personas. Ocurre en todas las razas, etnias y grupos socioeconómicos. En Argentina, con 46.000.000 de habitantes no hay cifras oficiales.
En este texto comentaremos algunas acciones de Responsabilidad Social Empresaria dirigidas a las personas con autismo, las cuales además benefician a sus entornos familiares. Estos programas colaboran positivamente para que las personas con autismo puedan gozar de una experiencia más relajada, autónoma y equitativa en acciones cotidianas que pueden generarle un particular e inevitable stress, que puede no ser captado ni comprendido por el otro.
Hay que avanzar de la preocupación a la ocupación
Un proyecto destacado ofrece la adaptación de más de 200 locales de comidas rápidas con condiciones para el acceso de personas con autismo. La iniciativa contempla la incorporación de un menú con pictogramas y, en los horarios previstos, bajar la intensidad de las luces, disminuir el volumen de la música y evitar cambiar las bolsas de residuos, para no generar sonidos molestos. Además, se capacita al personal para darle prioridad en la fila y en la línea de cajas para que el diálogo con la persona con autismo sea amigable y se ponga un especial cuidado en el tono de la voz.
En materia de transporte aéreo, una concesionaria de terminales aeroportuarias cuenta con un protocolo para atención de pasajeros con autismo, desde septiembre de 2022. Se trata de un trabajo en conjunto con una ONG especializada y representantes de otros organismos estatales y compañías del sector aerocomercial. Desde su llegada a la Terminal hasta su ingreso a la aeronave, las personas con autismo pueden prever las instancias a vivenciar. No se los exime de los controles de seguridad, pero se busca disminuir el estrés de un viaje. No obstante, el protocolo interno de cada compañía aérea sigue siendo responsabilidad individual de las mismas.
Otros casos interesantes, son los que proponen “horas silenciosas”, por ejemplo, en el sector del supermercadismo, con días y horarios específicos para la realización de compras con descenso del volumen de la música y de ruidos, evitando experiencias sensoriales, auditivas o visuales que generen tensión a las personas con autismo. Las compras así son más relajadas para las personas con autismo y se evita la presión que siente la familia por abandonar el local frente al estrés de los estímulos. Esta propuesta ha sido replicada y originó normativa específica en diversas jurisdicciones del país.
Para fomentar la elección autónoma de juguetes por parte de los niños con autismo, existe una política “autism friendly” que promueve la concurrencia de las familias con niños con autismo en determinados días y horarios, a fin de que ellos puedan experimentar con los juguetes y elegir por sí mismos, sin que un tercero lo haga por ellos.
Otras empresas también han mostrado interés y solidaridad hacia las personas con autismo, adecuando sus locales o destinando días especiales para su concurrencia como algunas farmacias, parques temáticos, centros comerciales, cines, teatros y algunos clubes de fútbol.
Las adaptaciones a la realidad de diversidad en una sociedad denotan valores humanos de reconocimiento, aceptación e integración. Empatía concretada en hechos
*Ángel O. Piazza, profesor Facultad de Ciencias Jurídicas, USAL, abogado especializado en discapacidad.